Domingo, 5 de octubre de 2008 | Hoy
EL PAíS › LA CONVENCION DE LA UCR ABRIO EL PARTIDO A TODOS LOS QUE SE FUERON MENOS A JULIO COBOS
Por Sebastian Abrevaya
Desde Mina Clavero
“Llamamos y convocamos a todos aquellos hombres y mujeres que se sienten identificados con los principios y valores del radicalismo a contribuir a la tarea de reconstrucción y normalización de todos los distritos a la brevedad posible.” Con estas palabras, la Convención Nacional de la UCR dejó sus puertas abiertas a todos los radicales que abandonaron la casa roja y blanca, con una única excepción: el vicepresidente Julio Cobos quedó de las puertas para afuera, encerrado por su cargo en el gobierno nacional. Todos los que quieran retornar tienen un sólo condicionamiento: aceptar que regresan a un partido que se define como una “alternativa electoral independiente del poder”; es decir, opositora.
Tras el fracaso de las negociaciones del viernes, los caciques de las dos grandes líneas internas se volvieron a reunir durante una hora y media y finalmente lograron acordar un documento final. En ese encuentro, Gerardo Morales, Ernesto Sanz, Oscar Aguad, Mario Negri y Angel Rosas pugnaban por reformar tres puntos de la Carta Orgánica, mientras que Leopoldo Moreau, Federico Storani, Enrique “Coti” Nosiglia y Pablo Verani se oponían a las modificaciones. El primer grupo era el que ponía más reparos para la vuelta de Cobos y el segundo quería una amnistía más amplia.
Las fuerzas estaban muy parejas, por lo que ninguno de los dos grupos se animó a dirimir las diferencias contando voto por voto qué postura tenía mayoría. Si bien la conducción del partido, encabezada por Morales, cuenta con el apoyo de más distritos, la cantidad de convencionales de la provincia de Buenos Aires y de Capital Federal equilibraba la balanza. Además, el sector bonaerense liderado por Ricardo Alfonsín, que originalmente acompañaba a Morales, se unió con Moreau y Storani en contra de la pretensión de limitar el poder de los bonaerenses y también de los porteños.
Finalmente, y como en toda buena negociación, todos se llevaron algo. La cúpula del partido evitó una amnistía total y absoluta para los cobistas y consiguió incorporar dos de las tres modificaciones que pretendía introducir en la Carta Orgánica. Por un lado, logró que se agregue una declaración para evitar la “borocotización”; es decir, que las bancas –según el nuevo enunciado– van a pertenecer al partido y no a los dirigentes. Por otro lado, pudo imponer la aplicación de la Ley de Etica Pública para todos aquellos que aspiren a representaciones públicas o partidarias.
Los bonaerenses y porteños frenaron la más importante de las modificaciones: la reestructuración del Comité Nacional. En pocas palabras, la propuesta implicaba la conformación de una Mesa Ejecutiva de 24 miembros en vez del plenario de delegados actual. Pero lo más importante es que esa conducción se elegiría a través de un colegio electoral que privilegia a los distritos que mejor rendimiento electoral tengan. Así, la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal, que hace varios años que no tienen un buen desempeño, perderían gran parte del espacio interno.
De todas maneras, esa última reforma no fue totalmente descartada, sino que se postergó. Será designada una comisión que estudie por el lapso de 90 días todas las propuestas y luego emita un dictamen que se volverá a discutir en la segunda quincena de febrero, cuando se vuelva a realizar especialmente la Convención. Esta fue, sin duda, la dificultad más grande para la conducción del partido, que quería alterar el esquema de poder interno de la UCR. “Es como decía Perón, si querés que algo no se resuelva hay que crear una comisión”, se animó a decir Morales cuando todavía no se había llegado a un consenso.
Por otro lado, también se pateó para adelante la normalización de los distritos intervenidos. El documento dice que se hará a la brevedad, pero no señala ningún plazo, por lo que todo dependerá de la situación política de cada provincia. Mendoza y Río Negro son los dos que están más cerca de lograr un avance.
Previo a las negociaciones, los presidentes de los bloques parlamentarios y el titular del partido retomaron los discursos que habían quedado pendientes del día anterior. El mensaje era de alegría, satisfacción y entusiasmo. “Primero vinieron por nosotros, pero ya pasó la hora del desangre en la UCR. ¡Ahora vamos por ellos!”, arengó Sanz en su discurso.
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