EL PAíS › EL 70 POR CIENTO DE LOS JOVENES IBEROAMERICANOS CREE QUE SU SITUACION EN CINCO AÑOS VA A SER MEJOR

Optimistas e integrados

La primera Encuesta Iberoamericana de Juventudes muestra que la mayoría de las personas entre 15 y 29 años piensa que su país mejorará en cinco años. Apoyo a la integración. Delincuencia y violencia son las principales preocupaciones.

 Por Nicolás Lantos

El estudio se realizó mediante entrevistas, en los primeros meses de 2013, a más de veinte mil jóvenes de veinte países.
Imagen: Leandro Teysseire.

Los jóvenes en América latina son mayoritariamente optimistas respecto de su futuro: cerca del 70 por ciento de ellos cree que su situación en cinco años va a ser mejor que ahora y en el Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay) la cifra trepa a ocho de cada diez encuestados. El optimismo se mantiene, algo más atenuado, cuando se los consulta respecto de cómo será la situación en sus países: la única notoria excepción a esta tendencia se da en Brasil, lo que explica, acaso, la participación de la juventud en las masivas movilizaciones de protestas que se produjeron en ese país en los últimos meses. Eso se desprende de la 1ª Encuesta Iberoamericana de Juventudes, realizada a comienzos de este año por la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y que se presentará mañana en Madrid.

El estudio, al que tuvo acceso Página/12, también evidencia el apoyo que brindan los jóvenes a los procesos de integración que se viven en Latinoamérica, la violencia como uno de los principales factores de preocupación (por encima de la situación económica y los problemas de empleo) y cómo el acceso a la salud y la educación se masivizó en toda la región, por lo que ocupa, en casi todos los casos, los últimos lugares en la lista de problemas.

“En vez de bajarles línea, a los chicos hay que escucharlos; porque en sus nervios hay mucha más información del futuro que la que los tipos de nuestra edad pueden tener como para aconsejarlos.” Esa frase, del Indio Solari, histórico frontman de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, funge como epígrafe de apertura de la Encuesta, en la que la OIJ propone trocar la frase/lugar común “Los jóvenes son el futuro” (que –apunta en el prólogo su director, el argentino Alejo Ramírez–, es un “seudoelogio que condena al ostracismo presente a 150 millones de personas” en toda la región) por “El futuro ya llegó”, sentencia tomada de un verso del mismo Solari para titular el estudio.

“La mayoría de los análisis –especialmente los desarrollados en los medios de comunicación– giran en torno de lo que los jóvenes no tienen (empleo, educación, seguridad). Así, los índices que miden el empleo juvenil, la calidad educativa o, simplemente, los accidentes de tránsito, se transforman en verdaderas espadas de Damocles sobre las cabezas de muchos jóvenes, construyendo una imagen en la sociedad que poco explica esa diversa, compleja y desigual situación en la que crecen, se educan, se enamoran, trabajan y viven”, sostiene Ramírez.

Con el objetivo de evitar esa mirada ajena y unificadora, se entrevistó con el mismo cuestionario y de forma simultánea, en los primeros meses de 2013, a más de veinte mil jóvenes de entre 15 y 29 años, procedentes de veinte países de la región, respecto de temáticas como educación, seguridad, instituciones, sustancias, familia, buscando que valoren tanto su situación actual como las perspectivas que tienen a futuro.

Ocho de cada diez jóvenes consultados en el Cono Sur creen que su situación en cinco años será mejor que en la actualidad y casi seis de cada diez opinan lo mismo sobre el país en el que viven. Estos datos, a todas luces significativos, se repiten, con leves variaciones, en toda la región, con la excepción de Brasil, donde la cifra cae a cinco de cada diez y poco más de cuatro de cada diez, respectivamente: resultados de una encuesta recabada hace varios meses que de alguna forma aportan una arista de análisis a las manifestaciones masivas que conmovieron ese país en las últimas semanas. Sólo en ese país (28 por ciento) y en Centroamérica (20) hay una percepción de que la situación general será peor en cinco años. El Cono Sur registra la marca más baja en ese sentido, bien por debajo del diez por ciento. Lo notorio es que este optimismo aparece incluso en la península ibérica, que pasa hoy por una situación socioeconómica compleja, algo que no parece repercutir en los resultados de la encuesta.

En toda América latina hay un alto consenso en la aceptación de asuntos vinculados con la integración regional (estos temas no se consultaron en España y Portugal). Consignas como el libre tránsito de personas y la solidaridad con países más pequeños tienen aceptación de entre el sesenta y el setenta por ciento en todo el continente (con excepción una vez más de Brasil, donde la opinión positiva sobre estos temas cae a cerca del cuarenta por ciento de los encuestados). Incluso asuntos que aún no forman parte de la agenda política real de los organismos regionales, como la adopción de una moneda común, gozan de altos niveles de aceptación en casi todo el continente.

Otros datos

La delincuencia y la violencia aparecen en el tope de los factores de preocupación para los jóvenes iberoamericanos, cualquiera sea su zona de procedencia. Para el Cono Sur, de todas formas, la incidencia de ese factor es de menos del 35 por ciento, lejos de los números en México (casi el 45), donde aparece con más fuerza. En Argentina, Uruguay y Chile se mencionan en segundo lugar, lejos, los problemas económicos (23 por ciento), de empleo (18 por ciento) y la drogadicción y el alcoholismo (16). Como constante en toda la región, el acceso a la salud, a la Justicia y, en menor medida, a la educación casi no registran menciones, un signo de los avances en estas áreas durante la última década. Una vez más, Brasil se despega en este sentido, con indicadores algo más elevados en estos ítems.

Por el contrario, los jóvenes brasileños se destacan por sobre el resto de los encuestados en todos aquellos aspectos que hacen a cuestiones controvertidas como matrimonio entre personas del mismo sexo, legalización de la marihuana, recibir inmigrantes en su país y legalización del aborto. Sorprendentemente, ninguno de estos temas obtiene porcentajes de aprobación superiores al treinta por ciento en el resto de la región. El país, en este sentido, más reaccionario, es México, donde ninguno de estos ítems concita más de un quince por ciento de apoyo.

Respecto de la imagen de las instituciones, “los políticos” (no “el gobierno”, categoría aparte y mejor apreciada) ocupan de forma constante el último lugar (aunque en Brasil, los países andinos y el Cono Sur tienen una aceptación ligeramente mayor), y la Universidad es en cambio aquella que tiene mejor impresión entre los jóvenes. En la región andina, México y Centroamérica, las organizaciones religiosas ocupan el segundo lugar, que en Brasil corresponde a los medios de comunicación y en la Península Ibérica y en el Cono Sur, a “la democracia”. La policía, en tanto, no llega a caer a los últimos lugares, pero en ningún caso supera una aceptación del quince por ciento, con excepción, una vez más, en Brasil.

Conclusiones

Por último, la encuesta presenta un Indice de Expectativas de los jóvenes, calculado a partir de las respuestas obtenidas en el cuestionario, que permite alcanzar algunas conclusiones. Entre ellas, la OIJ destaca cinco puntos:

- que dos tercios de los jóvenes ven el futuro con una mirada optimista;

- que estas expectativas son más optimistas incluso que las evaluaciones sobre el presente;

- que los jóvenes tienen más confianza en sus capacidades individuales que en el entorno en el que viven;

- que los “climas de crisis” como los que se viven hoy en Europa no parecen mantener relación lineal con las expectativas; y que

- las mayores esperanzas están ligadas a temas como medio ambiente, educación, corrupción y desigualdad.

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