Domingo, 18 de octubre de 2015 | Hoy
EL PAíS › ENCUESTA EXCLUSIVA A UNA SEMANA DE LAS ELECCIONES
Como se mantiene la matriz de las PASO, la fórmula Scioli-Zannini mantiene su amplia ventaja y es la única que podría imponerse en primera vuelta. Las posibilidades de un ballottage, las razones del voto y las diferencias entre Macri y Massa, que intenta pelear el segundo lugar.
Por Raúl Kollmann
A una semana de las elecciones, está claro que la fórmula del Frente para la Victoria (FpV) será la más votada y que logrará una distancia notoria respecto del segundo. Incluso el binomio Daniel Scioli-Carlos Zannini tiene chances de ganar en primera vuelta, sin ballottage, algo que depende de que supere el 40 por ciento y los diez puntos de diferencia respecto del segundo. Hoy roza el 41 y por eso es la única fórmula que tiene la posibilidad de definir la elección el domingo próximo. En segundo lugar está Cambiemos, la fuerza que lideran Mauricio Macri y Gabriela Michetti, con algo más del 28 por ciento. Hasta ahora, la distancia que le saca el FpV es mayor a los diez puntos que se requieren constitucionalmente. Sergio Massa sigue en el tercer puesto con casi el 22 por ciento, y se tendría que dar un vuelco espectacular para que trepe hasta alcanzar el ballottage. Progresistas, con Margarita Stolbizer como candidata presidencial, retiene un llamativo 4,4 por ciento y también consigue buenos guarismos el candidato del Frente de Izquierda, Nicolás Del Caño. Gran parte de las encuestas diagnostican, a siete días, una situación similar, pero con el cuadro actual no se puede dar por definida la elección en primera vuelta porque los sondeos son un instrumento que tiene un margen de error, en este caso del dos por ciento, es decir que Scioli-Zannini podrían conseguir más del 41 por ciento o algo menos del 40.
Las conclusiones surgen de una amplísima encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) que conduce el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 2737 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo, nivel económico-social y residencia en ciudades grandes y chicas. Las entrevistas con los encuestados fueron telefónicas.
“Daniel Scioli, como candidato presidencial, ha reafirmado su posicionamiento –analiza Bacman–. Es el único que tiene una probabilidad cierta de ganar sin necesidad de recurrir a un balotaje. En el segundo lugar se mantiene Cambiemos, al menos en esta fotografía. Es cierto que Sergio Massa ha logrado un crecimiento importante en estas últimas tres semanas; sin embargo tal crecimiento, que lo ubica en el orden del 22 por ciento, no le alcanza hasta el momento para obtener el deseado lugar que le daría un hipotético pasaje para la segunda vuelta. Su proyección lo coloca superando el valor obtenido en las primarias, pero faltan muy pocos días y la cuesta a trepar es cada vez más empinada”.
–A una semana, ¿usted diría que habrá ballottage o no? –le preguntó este diario a Bacman
–Sin lugar a dudas los resultados dejan al descubierto la existencia de una delgada línea roja y desde el punto de vista teórico es válido plantear que existen ciertas probabilidades de que finalmente haya balotaje. Como punto de partida se debe tener en cuenta que una encuesta es un trabajo empírico que implica la existencia de error estadístico; y en el marco de dicho error la proyección de Daniel Scioli permite trazar dos hipótesis: que el error se dé en más, y que supere el 42 por ciento (de este modo reafirma su triunfo), o bien que el error se dé en menos y que obtenga un valor que lo ubique en el eje del 39 por ciento; y allí sí hay ballottage. Dicho de otro modo y en términos futboleros, Daniel Scioli depende de sí mismo, de su propio resultado: es muy difícil que Macri o Massa superen el 30 por ciento.
Bacman, como la mayoría de los consultores se sorprenden con el fenómeno que se está viendo en esta elección: no aparece por ahora el voto útil, no hay polarización e incluso se puede hablar de lo contrario. Quienes registran crecimiento son los que van terceros, cuartos o quintos, es decir Massa, Stolbizer o Del Caño. La matriz del voto actual es casi la misma de los últimos meses: Scioli 40, Macri 30, Massa 20. Hubo pequeños cambios, que son significativos en la situación actual, pero que son menores respecto de esa matriz que se mantiene casi desde principios de año.
Como señala el titular del CEOP, la hipótesis de un posible ballottage no hay que descartarla. “En ese caso, resulta bastante complejo arriesgar un resultado concreto –sostiene Bacman–. Para empezar hay que tener en cuenta que en una segunda vuelta va a existir, sí o sí, el voto útil: ‘voto a fulano para que no gane mengano’. Es lógico, la gente tiene que optar obligadamente entre dos candidatos y la polarización no es una opción, sino una obligación. Pero hay que avanzar con cautela y precaución: la intención de voto de un ballottage se redefine una vez conocidos los resultados de la primera vuelta electoral. Al día de hoy, cuando los entrevistados contestan a esta pregunta los valores de voto en blanco y No Sabe/No Contesta se ubican en el orden del 25 al 30 por ciento. Eso no va a ocurrir en la realidad, o sea que es gente que se va a definir en algún momento. La proyección en estas circunstancias posee cierto grado de riesgo. Frente a los valores actuales la ventaja comparativa corre para el lado de Daniel Scioli: el hecho de ser el candidato más votado es una realidad que pesa y en consecuencia es posible observar que en cualquiera de los dos escenarios posibles, ya sea con Macri o con Massa (más diferencia con el primero que con el segundo) se convierte, en la encuesta, en el candidato más votado del eventual ballottage”.
Uno de los debates entre los encuestadores está en los motivos de voto, lo que puede definir ese pequeño porcentaje que cada uno necesita: Scioli para ganar sin ballottage, Macri para asegurar el balotaje y Massa (bastante más) para remontar su tercer puesto. “No se debe perder de vista ante una elección presidencial que la gente prioriza a la hora de votar dos temas sustanciales: economía y percepción de gobernabilidad –sostiene Bacman–. Estos dos factores estuvieron presentes en el imaginario colectivo de los argentinos en las elecciones presidenciales realizadas en nuestro país entre 1989 y 2011. Y en estos comicios no existe excepción a tal regla. Esa es la ventaja comparativa de Daniel Scioli y Carlos Zannini que representan al oficialismo: son los que en mayor medida, según mi encuesta, garantizan un futuro económico sin cambios abruptos ni sensación de fin de ciclo. Desde este diferencial, su discurso rescata lo construido por Néstor y Cristina Kirchner tras doce años de gestión (a la que él se incluye) y propone una nueva etapa para encarar aspectos que hacen falta mejorar, pero sin sacar los pies del plato y siempre en el marco del mismo modelo de gobierno. Les plantea a los argentinos continuar en la actual dirección, resolviendo las cuestiones que se deben resolver, pero sin cambios abruptos. El segundo aspecto está relacionado con la percepción de gobernabilidad. En un país de fuerte impronta presidencialista, el rol del presidente y su capacidad de manejar los factores de presión son sustanciales. Cuesta erradicar del imaginario colectivo las imágenes de las crisis (fines de los ochenta y caída de la convertibilidad), pero especialmente la percepción de presidentes débiles para superarlas. Cada uno de los tres candidatos más votados trató que se internalice de ellos una imagen de marcada gobernabilidad. Sin embargo, cuando se les pregunta a los argentinos, el que me mejor mide en ese atributo es Scioli”.
“A una semana de los comicios, y cuando aún queda casi un cinco por ciento de indecisos –redondea Bacman– se hace menester pensar en encontrar las claves que definan esta elección. La primera de dichas claves es demográfica y no por repetida deja de ser importante: la provincia de Buenos Aires, la llamada madre de todas las batallas, sustancialmente porque posee más del 37 por ciento del padrón nacional, y es donde Scioli centra su esperanza de superar la barrera del ballottage. Especialmente en el territorio del Gran Buenos Aires (Primera y Tercera Sección Electoral), donde cumplen un papel fundamental los intendentes (que ya sin internas jugarán todos para el mismo lado), sobre todo en lo que se refiere al desafío de superar el resultado obtenido en las PASO. No sólo superar el porcentaje sino lograr que el caudal de votantes sea mayor. En agosto, estuvo entre cuatro y cinco puntos por debajo del promedio histórico, en un segmento de ciudadanos humildes en los que el FPV tiene una clara ventaja. Hay un dato significativo que se desprende de lo anterior. Aníbal Fernández ya se posicionó en las encuestas como el candidato a gobernador que tiene mayor intención de voto. Para la gobernación no hay segunda vuelta, de manera que todo parece indicar que el próximo domingo él será elegido como nuevo gobernador de la provincia”.
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