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El diablo finalmente metió la cola... en el bloque oficialista. El altísimo tono del enfrentamiento entre el duhaldismo y el kirchnerismo afuera del Parlamento no sólo generó el cambio en la conducción a manos de cuatro diputados fieles al Presidente, sino también la creación de un sub-bloque, Peronismo Federal, que nuclea a los seguidores del ex presidente. Pasadas tres semanas de inactividad parlamentaria, ayer debutaron ambas fracciones. El oficialismo puro hizo malabares para sostener el quórum y argumentar a favor del proyecto Antievasión II, que apunta a reducir el trabajo en negro y que fue aprobado, pero logró abortar el tratamiento del proyecto a favor de los deudores hipotecarios que disgusta al Gobierno. En el otro rincón, el duhaldismo coqueteó con apoyar una interpelación al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para que explique en qué consiste el plan de desestabilización del que hablaron en sendos actos de campaña el presidente Néstor Kirchner y su esposa, la senadora Cristina Fernández.
Apenas iniciada la sesión, el diputado socialista Jorge Rivas hizo la propuesta de citar a Fernández “para que informe sobre un pacto oculto de desestabilización, porque esta Cámara no puede ignorar una denuncia de semejante gravedad”. El radical Pascual Cappelleri se pronunció en el mismo sentido “para saber cuál es la banda de malandrines que vació al país y cuáles son las pruebas de la denuncia sobre un pacto oscuro de desestabilización de (Luis) Patti, (Carlos) Menem y (Eduardo) Duhalde”.
Ni lerdos ni perezosos, los duhaldistas deslizaron que apoyarían la iniciativa de Rivas y Cappelleri e inmediatamente el clima se recalentó en Diputados. De todos modos, el debate comenzó con la discusión del proyecto denominado Antievasión II, que otorga facultades adicionales a la AFIP para combatir la evasión previsional, y las escaramuzas quedaron para más tarde.
El presidente de la Cámara, Eduardo Camaño, había comenzado la jornada canchero, con comentarios jocosos. Un diputado aludió a él como “oficialista” y el duhaldista replicó “nunca lo fui y menos ahora”. Así marcó el clima de lo que vendría, con el quórum pendiendo de un hilo para la ley que reclama el Ministerio de Economía. El cisma del bloque oficialista ya comenzaba a mostrar lo que se avecinaba. En teoría, la aprobación del plan para los movimientos de tropas nacionales y extranjeras era el otro tema para la jornada, pero apareció también el proyecto de suspensión de las ejecuciones hipotecarias. Esta iniciativa, reclamada en forma insistente por los deudores cada miércoles frente al Congreso, no es vista con simpatía en el Gobierno. Léase, el temario de sesión está dejando de ser un espejo de las urgencias del Ejecutivo.
La radical Margarita Stolbizer, el socialista Héctor Polino, el arista Eduardo Macaluse y la justicialista Lucrecia Monti, autora del proyecto que establece una prórroga de un año en las ejecuciones, pidieron un apartamiento del reglamento para que el tema fuera tratado. Apenas fue aprobado en general Antievasión II, por una ajustada mayoría, el oficialismo se opuso a tratar sobre tablas la suspensión de las ejecuciones. No alcanzó el apoyo de algunos duhaldistas ahora rebeldes. Tras los reproches cruzados de rigor y acusaciones sobre los costos políticos de tratar una ley antipática para el Gobierno, Camaño pasó la sesión a un cuarto intermedio, porque nadie quiso quedarse a debatir en particular la ley que reclama Roberto Lavagna.