El Gobierno designó a Romina Picolotti al frente de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable. El nombramiento confirma la decisión de Néstor Kirchner de convertir la problemática ecológica en una cuestión de Estado: además de ser una especialista reconocida a nivel internacional, la abogada fue integrante del staff oficial que expuso ante la Corte de La Haya en el diferendo con Uruguay por las papeleras de Fray Bentos. “Vos hacé lo que tengas que hacer, que te vamos a acompañar en todo”, la alentó el Presidente ayer por la tarde, poco antes de hacerse público su ingreso al elenco gubernamental.

Picolotti aparece en escena después de fracasar las negociaciones para ubicar en esa secretaría al ex diputado socialista Héctor Polino. Aunque no por ello deja de ser una decisión audaz: la flamante funcionaria es una ferviente militante ambientalista que no vaciló en accionar contra el Estado uruguayo y los bancos que venían financiando las obras de las planta de celulosa.

Hace algunas semanas que el Gobierno viene pensando en Picolotti para ocupar el cargo. Kirchner no quería de ningún modo que el cambio de mando en la secretaría pasara sin pena y sin gloria. Una muestra elocuente de su interés fue cuando, meses atrás, jerarquizó el área sacándola de la órbita del Ministerio de Salud para dejarla en dependencia de la Jefatura de Gabinete.

La abogada cordobesa de 35 años fue, si se permite la palabra, “adoptada” por la Cancillería. Picolotti trabó muy buena relación con la delegación que se designó para exponer en Holanda, durante el alegato ante la Corte Internacional de La Haya. En la Casa Rosada se tuvo en cuenta, además, la recomendación del gobierno de Entre Ríos, a quien la flamante secretaria asesora legalmente.

No por nada, Jorge Busti y Carlos Guastavino ayer se deshicieron en elogios para la abogada en cuanto supieron de su nombramiento. El gobernador y vicegobernador entrerrianos entendieron el gesto presidencial como un apoyo a la lucha iniciada por la provincia para frenar la construcción de Ence y Botnia, las dos papeleras que pretenden operar a orillas del río Uruguay.

Alberto Fernández solía mencionar a Picolotti durante las regulares conversaciones telefónicas con las autoridades entrerrianas. El jefe de Gabinete fue finalmente quien le llevó la buena nueva a la abogada, en un gesto que seguramente tendrá el guiño de los asambleístas de Gualeguaychú. Es que, entre tantas otra acciones, la abogada también representó legalmente a esos vecinos ante el Banco Mundial y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Fernández recibió ayer a Picolotti en su despacho. Hasta allí se acercó Kirchner, quien saludó y felicitó a la nueva integrante del Gobierno. “Vos sos la que sabés de este tema y vas a contar con todo nuestro respaldo”, la alentó el Presidente frente a una mesa plagada de papeles y algunas latas de gaseosas.

Picolotti estaba en la mente del Gobierno desde que se le ofreció la secretaría a Polino.

–Necesito un tipo incorruptible para este cargo –le dijo Fernández al socialista.

Polino reconoció entonces que, de aceptar la Secretaría de Medio Ambiente, necesitaría de la colaboración de un especialista.

–Para ese tema hay que hablar con Picolotti, que sabe muchísimo –le sugirió entonces el jefe de Gabinete.

Cuando el Partido Socialista negó a Polino su ingreso al Gobierno, Fernández fue al grano. Poco antes de partir de gira a España, marcó el número de Picolotti y le hizo la oferta. Ella mostró buena predisposición. Pero le pidió tiempo para resolver algunos menesteres familiares y confeccionar un plan de trabajo.La activista ambiental dio finalmente el “sí” por teléfono, cuando Fernández y Kirchner se encontraban en Madrid. Quedaron en verse ayer para publicitar el nombramiento, aunque recién asumirá formalmente la próxima semana.

En la Casa Rosada evaluaron que la designación también es una respuesta a las organizaciones de la sociedad civil. Distintas agrupaciones ambientalistas decían que el Ejecutivo no las consideraba. Picolotti proviene de lo que se denomina el tercer sector y ocupará el lugar que dejará Atilio Savino.

En una breve conferencia de prensa, Picolotti agradeció ayer a Kirchner. Aseguró que “por primera vez” un presidente lleva adelante una política ambiental. Y dijo que trabajará coordinadamente con otros ministerios y secretarías. En su debut como funcionaria no trepidó en advertir que aplicará sanciones a las empresas que no cumplan con las pautas ambientales.

El 15 de junio, Picolotti recibió en Noruega el máximo galardón por su contribución innovadora a la promoción del vínculo entre los derechos humanos y el ambiente. El premio que entregó la Fundación Sophie son 100 mil dólares, que la abogada utilizará para profundizar las investigaciones del Centro de Derechos Humanos y Ambiente (Cedha), la organización de la sociedad civil que preside.

A lo largo del año, Picolotti reconoció públicamente la dificultad de impedir la construcción de la papeleras a la margen del río Uruguay. Aunque siempre bregó por una alternativa para evitar los efectos de la contaminación. “La única solución es instalar las plantas lejos de los centros urbanos”, dijo a Página/12. Precisamente, en estos días circularon versiones que daban cuenta de una decisión de la española Ence de trasladar la fábrica. Si eso sucediera, para la joven abogada sería empezar con el pie derecho.