Tras una intensa polémica y desafiando la presión de la Iglesia, el proyecto que habilita la práctica de la anticoncepción quirúrgica en el sistema público de salud podría ser aprobado hoy por la Cámara de Diputados. La iniciativa impulsada por el oficialismo está en condiciones de obtener las adhesiones suficientes, aunque todos los bloques están divididos en un escenario parecido al que antecedió la votación de la Ley de Donante Presunto. Los legisladores que ponen reparos esgrimen argumentos de diversa índole, que van desde lo religioso hasta lo filosófico. El panorama es tan variado que el presidente del bloque PRO, Federico Pinedo, anticipó que se pronunciará a favor del proyecto, en la votación en general, mientras que la jefa del ARI, Elisa Carrió, podría hacerlo en contra o abstenerse (ver aparte). En el kirchnerismo no hay unanimidad pero sí unidad, es decir que casi todos sus miembros van a apoyar la iniciativa, algunos convencidos, otros acompañando, a excepción del chaqueño Rodolfo Roquel. El duhaldismo residual nucleado en el Peronismo Federal se opone porque cree que “abre el camino a la legalización del aborto”, Y en el radicalismo hay diferencias, aunque el presidente del bloque acordó algunos cambios para poder avalar la norma que posibilitará a las mujeres realizarse una ligadura de trompas y a los hombres una vasectomía en un hospital público, y con la cobertura de las obras sociales.

En las últimas horas hubo algunos retoques menores al texto del dictamen para lograr un consenso más amplio y concretar hoy su aprobación, a pesar del lobby en contra desplegado por algunas clínicas privadas y un sector de la dirigencia de las obras sociales, tal como confió a Página/12 una alta fuente parlamentaria. Aunque no de manera explícita, la práctica de la ligadura y la vasectomía es corriente en el sistema privado. Con la aprobación de este proyecto, que todavía debe ser analizado por el Senado, estará “garantizado este derecho para todas las personas” que quieran acceder a estos métodos, tal como lo expresaron las autoras Juliana Marino, Irene de Sartori y Graciela Gutiérrez (Frente para la Victoria-PJ), Marcela Rodríguez (ARI), María del Carmen Rico (Peronismo Federal) y la socialista (mandato cumplido) María Elena Barbagelata.

Ayer fue una jornada de reuniones. Luego del encuentro de la Comisión de Salud, su presidente, Juan Sylvestre Begnis, invitó al padre Rubén Revello, un representante del Obispado y especialista en bioética, a exponer el punto de vista de la Iglesia ante una quincena de legisladores. “Las objeciones de la Iglesia son más bien sanitarias que religiosas”, comentó Begnis a Página/12. Más allá de este civilizado intercambio, algunos legisladores recibieron mails de organizaciones católicas instándolos a frenar el proyecto. Incluso un grupo se instaló en la plaza Congreso a repartir volantes. Hoy podría ocurrir lo mismo, aunque también acudirán asociaciones de mujeres que apoyan la propuesta.

El diputado Mario Santander (Peronismo Federal) integra la comisión y volvió a cuestionar la propuesta en base a argumentos estadísticos referidos a la no reversibilidad de estos procedimientos de anticoncepción. “En base a fuentes serias tenemos que en 3700 casos en Argentina no hay un solo arrepentimiento, y el pedido de reversibilidad es del 3 por mil, aunque no por arrepentimiento sino por constitución de nuevas parejas. Y 2 de cada 3 que lo pidieron lograron fertilidad”, explicó Begnis, al tiempo que destacó las bondades del proyecto, que apunta a “extender estos métodos a gente sin cobertura y que sea gratuito en el sistema de obras sociales”.

El Peronismo Federal, que encabeza José María Díaz Bancalari, sería el mayor opositor, porque sus integrantes entienden que “la ley tiene una pésima redacción, considera al cuerpo como propiedad y abre el camino a la legalización del aborto”. Sólo tres de sus miembros van a votar a favor: las diputadas Lucrecia Monti, Mirta Pérez y María del Carmen Rico, una de las autoras del proyecto. “Es un método más, hay que desdramatizarlo. Y se trata de una decisión de las mujeres, porque acá los hombres no están preparados para hacerse una vasectomía. Cuando una familia decide cuántos hijos quiere tener es una solución, sobre todo para las de más escasos recursos”, afirmó Pérez a Página/12. Esta diputada, de tendencia de derecha y pro-mano dura, pidió al bloque libertad de conciencia, que no obtuvo. En cambio, el PRO sí la dio a sus integrantes.

Otra de las reuniones de la tarde fue organizada por la diputada socialista Silvia Augsburger, de la que participaron especialistas como Jorge Tarzian, de la Fundación Nicholson, abogadas como Nelly Minyersky, directores de hospitales, funcionarios del Programa de Salud Reproductiva y legisladores de casi todas las bancadas.