Cuando se sentó ante el Tribunal Federal de La Plata, Alfonso Dell’Orto tenía sobre sus piernas una gruesa carpeta con todos los hábeas corpus que presentó y las cartas que envió a embajadas y arzobispados del país. “He pasado 23 años engañado; un coronel en la Casa Rosada me había dicho que (los detenidos) estaban en campos de reeducación; hoy yo quiero hacer la pregunta: quiero saber dónde están los restos; ellos se llevaron la vida y los cuerpos, pero los restos me pertenecen”, dijo este hombre cuyo último objetivo es poder dar sepultura a su hija Patricia, secuestrada junto a su esposo, Ambrosio De Marco, en su quinta de City Bell el 5 de noviembre de 1976. “Mi bisnieta de 15 días, Francisca, tiene derecho a tener un lugar donde llevarle flores a su abuela”.

El asesinato de Patricia Dell’Orto es uno de los casos de homicidio por los que está imputado el represor Miguel Etchecolatz, ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense, durante la jefatura del general Ramón Camps. La séptima audiencia del juicio tuvo como protagonista al testimonio de Dell’Orto, quien narró con detalle la búsqueda incansable por encontrar a su hija, que, según el testimonio del ex detenido Jorge Julio López, fue ultimada de un balazo al igual que su marido, en el centro clandestino de detención conocido como el Pozo de Arana, en octubre de 1976. López fue la persona que finalmente, en 1999, dio la desgraciada noticia a Dell’Orto, quien recordó el terrible momento vivido: “¿Qué sabés?, le pregunté a López. ‘Que los mataron’, me dijo y yo le pedí que no me dijera ni cómo fue ni quién fue. No quise saber el cómo, por una cuestión de salud espiritual, y tampoco el quién porque de qué serviría, si estaban en vigencia las leyes de indulto y obediencia debida”.

Durante la jornada de ayer, también prestó declaración el ex detenido Carlos Alberto De Francesco, en tanto que el comerciante José Perelló no se presentó y declarará el próximo viernes y el ex detenido Efraín Guillermo Cano no pudo ser localizado. De Francesco, que estuvo secuestrado en dos centros clandestinos, señaló que en la comisaría 5ª de La Plata había menores de edad que fueron sometidos a torturas. Sobre su cautiverio en el Pozo de Arana, mencionó que “un día trajeron a un chico de 15 años, un estudiante del Colegio Nacional de La Plata, al que habían golpeado y amenazado con castrarlo, que tenía un pánico espantoso”. También sostuvo que oía torturar a detenidos diariamente e incluso se grababan las torturas para reproducirlas luego en las celdas. Además, De Francesco recordó que, mientras estuvo detenido, algunos compañeros de cautiverio le hablaron de “la capacha”, un lugar en Arana, donde con cubiertas y gasoil se incineraron cuerpos. Este último dato coincide con declaraciones de otros ex detenidos que también lo mencionaron en el Juicio por la Verdad, que lleva adelante la Cámara Federal de La Plata.

Por su parte, la defensa de Etchecolatz había presentado un escrito que sugería un paralelo justificativo entre los métodos de represión del terrorismo utilizados por el Estado israelí y la represión estatal implementada durante la última dictadura militar. Ayer, los jueces consideraron “improcedente” el escrito del abogado Luis Boffi Carri Pérez, quien pedía que “esa prueba” se incorpore a la causa. Mientras tanto, Etchecolatz seguirá siendo juzgado por la privación ilegítima de la libertad y los tormentos sufridos por los ex detenidos Jorge Julio López y Nilda Eloy, y los homicidios de Ambrosio Francisco De Marco, Patricia Dell’Orto, Diana Teruggi de Ariani, Elena Arce Sahores, Nora Livia Formiga y Margarita Delgado.