Sale de la reunión del comité ejecutivo del banco que preside, en el noveno piso de un edificio en plena city, y se apresta a tomar un avión rumbo a Manchester. El cooperativista Carlos Heller parece cómodo con la hiperactividad y se siente preparado para administrar la Ciudad Autónoma. “Estoy acostumbrado a gestionar”, confesó cuando se le preguntó cómo se ve reemplazando a Jorge Telerman, sillón que prefiere al de la AFA (su nombre sonó también como sucesor de Julio Grondona). Al momento de las definiciones, Heller afirmó que “cualquier propuesta tiene que ser autónoma, aunque sea no confrontativa con el Gobierno. No aspiramos a un rejuntado estilo Alianza para ganarle a Macri”. En este diálogo con Página/12, el presidente del Credicoop –65 años, tres hijos, cinco nietos, nacido en Entre Ríos y porteño por adopción– subordinó lo electoral a los “acuerdos programáticos” y describió sus conversaciones con Aníbal Ibarra, Miguel Bonasso, Héctor Polino y el telermismo en busca de futuras alianzas.

–Encuentro Rosario, Cepac, Movimiento por Buenos Aires... ¿muchos nombres para un mismo espacio?

–Todo eso tiene síntesis. Hubo un Congreso de la Cultura, el Trabajo y la Producción, que agrupaba a la CTA, al Instituto Movilizador, a la Federación Agraria, a APyME y a la Federación Universitaria, en los ochenta. Luego vino el Frente Nacional contra la Pobreza y el Encuentro Nacional por la Soberanía Popular. La diferencia es que aquellas fueron propuestas para juntar masa crítica para pedir cosas. Y hoy estamos intentando que los protagonistas de hacer lo que antes pedíamos seamos nosotros. En la declaración fundacional del Encuentro se dice que no es una alternativa electoral pero no la descarta. Y decíamos con claridad que queremos construir una fuerza para gobernar la Nación. Con Claudio Lozano visualizamos que Buenos Aires era un lugar adecuado y creamos el Cepac para elaborar una propuesta con la participación como diferencia cualitativa. La política tradicional tiende a convertir a los ciudadanos en espectadores. (Mauricio) Macri dijo que jamás convocó a una marcha porque los medios informan tan bien... Nuestra propuesta, además de los contenidos ideológicos, apunta a la participación real, que no es un “quejódromo” sino mecanismos reales para incidir en la cosa pública.

–¿Necesitaba algo más amplio que Izquierda Unida para lanzarse?

–Claro, siempre imaginé que sería candidato de una propuesta muy amplia y no simplemente testimonial. Hoy hay condiciones de conformar una alianza así. Y algún día lo tenía que hacer... Gestioné cosa pública no estatal toda mi vida. ¿Hay algo más público que Boca Juniors? En un banco cooperativo no hay un dueño, sino más de 500 mil. Estoy acostumbrado a gestionar organizaciones que son de la comunidad.

–¿La reciente cena que tuvo con Miguel Bonasso, Héctor Polino y Aníbal Ibarra es parte del armado de esa alianza? ¿De quién fue la iniciativa?

–Puede ser. En principio iba a ser una mesa redonda, no hubo un convocante sino alguien que ofreció su casa, que fue Ibarra, que demostró ser buen parrillero y anfitrión. Hablamos de los temas de actualidad, de San Vicente, y hubo coincidencias y diferencias. Pero la única alianza hasta ahora es la que tenemos con Lozano, en el Cepac. No nos imaginamos como parte del proyecto oficial, lo que no quiere decir que aspiramos a convertirnos en opositores, aunque sí autónomos.

–Usted solía decir que el enemigo a derrotar no es el Gobierno sino la derecha, pero Lozano sostuvo que juntar al progresismo sólo para frenar a la derecha trae problemas...

–No, yo creo lo mismo que Lozano. Lo que tenemos que construir es la propuesta, un programa común aún con diferentes identidades.

–¿Al estilo del Frente Amplio uruguayo?

–Así es. Vamos a invitar a sectores muy amplios, lo más posible, desde el ARI al Partido Comunista, pasando por los movimientos sociales. ¿Candidaturas? Cuando llegue el momento. Pero lo digo antes que lo pregunten. ¿Me gustaría ser candidato? Sí, aspiro a ocupar ese lugar.

–¿Se ve dirimiendo una interna abierta con Bonasso y Lozano?

–Por qué no. Primero intentaríamos acordar con indicadores o encuestas que nos mostrarán quién tiene más chances. Pero si nos sentimos en condiciones los tres, dejemos que decidan los ciudadanos.

–Jorge Telerman aspira a convocarlos. Lozano duda. ¿Usted iría?

–Nos reunimos hace poco con su gente y les dijimos que podemos discutir primero el proyecto y luego quién lo representa. Pero no vamos a discutir un proyecto para apoyar a Telerman. Así de claro.

–¿Sus diferencias con el kirchnerismo son más profundas con el proyecto presidencial que con algunas de sus espadas porteñas?

–Hay dos Kirchner, el que habla en las Naciones Unidas, el que suscribo, y el que va a la Bolsa y dice que es el lugar de donde no debimos habernos ido, con el que disiento.

–¿Se ve acordando con Daniel Scioli?

–No lo hemos hablado pero creo que no. Ahí están las dos facetas.

–¿Cómo lograr que el electorado porteño vuelva a creer en una propuesta de centroizquierda luego de un desgaste de la última administración?

–Hay que analizar si, más allá de etiquetas, se ejecutó un proceso de cambio o de mantenimiento del status quo. Tenemos 3500 dirigentes en el banco porque creemos en un modelo de gestión. Nos hacen dar explicaciones y eso es saludable. La credibilidad arranca de la confianza que tenés en tu vecino, al que conocés, y se genera una cadena.

–¿Desde las bases?

–Sí, pero para no usar términos gastados digo desde la participación de los ciudadanos.

–¿Las cinco primeras medidas de Heller jefe de Gobierno porteño?

–Tengo ideas pero quiero ser fiel a que sean producto del debate...

–¿Cinco prioridades?

–Hay tres claros ejes: que la ciudad sea realmente autónoma, la democracia participativa y los temas de inclusión social.