Lilita nunca fumó marihuana. Así lo reconoció ante Página/12 en una encuesta que este diario publicó al filo de las elecciones legislativas de 2005. De todas formas, siempre sostuvo que es inconstitucional penalizar la posesión de drogas. Un legislador de su partido le tomó la palabra y presentó un proyecto para despenalizar la tenencia para el consumo personal. El proyecto del diputado de Tierra del Fuego Leonardo Gorbacz propone también crear un sistema de asistencia pública en todo el país y para que los presos puedan acceder a un tratamiento “sólo cuando presten consentimiento”.

“Lo hablé con Lilita. Ella entiende que la ley es anticonstitucional”, señaló Gorbacz. “No se legaliza ni mucho menos se promueve el consumo. La discusión de la legalización es a largo plazo. Holanda tiene un buen sistema que ha contribuido a bajar los índices de adicción”, indicó.

En los fundamentos del proyecto, el diputado describió el panorama actual, bajo la ley 23.737, que penalizó la tenencia de droga: el 80 por ciento de las causas sobre droga son por casos de consumo. También indicó que la “guerra contra la droga” se inició en los gobiernos de Richard Nixon y Ronald Reagan, y terminó por justificar, entre otras, la intervención estadounidense en Panamá. Gorbacz remarcó que Estados Unidos “fabricó un enemigo que posibilitó que un problema policial pueda ser considerado desde una lógica militar”.

El diputado recordó que la dictadura de Juan Carlos Onganía sancionó una norma donde no se prohibió el consumo privado de droga, a la que le siguió la ley 20.771, pergeñada en el Ministerio de Bienestar Social, que conducía José López Rega. La ley del fundador de la Triple A no tiene desperdicio: señalaba que la “droga” y la “subversión” están íntimamente ligadas. Y se ponía a tono con los decretos para “aniquilar a la subversión”. Decía: “El tráfico ilegal de estupefacientes debe ser perseguido hasta su aniquilación” (sic).