Domingo, 6 de julio de 2008 | Hoy
Por Horacio Verbitsky
El Grupo de Reflexión Rural, que orienta el militante de la resistencia peronista Jorge Eduardo Rulli, reveló que una rama de la Federación Agraria Argentina, en combinación con la transnacional Monsanto, introdujo el cultivo de su variedad transgénica en el país y que la Iglesia Católica tiene interés directo en el negocio. En el editorial de su programa Horizonte Sur que, pese a su posición hipercrítica hacia el gobierno, se sigue transmitiendo por Radio Nacional, Rulli recordó que desde la Central de los Trabajadores Argentinos, CTA, denunció a la Federación Agraria, a fines de la década pasada, “por haber multiplicado las primeras semillas de soja RR en combinación con Monsanto”. En ese momento el secretario general de la CTA era Víctor De Gennaro. Ante la desmentida de Buzzi, el Grupo de Reflexión Rural emprendió una investigación en el archivo de la Federación Agraria. Allí descubrió que el negocio con las semillas de Monsanto lo había realizado AFA, “una rama de la Federación Agraria, en manos de los pro-chinos”. Es decir, de la fracción que conducen el presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo De Angeli, y su vicepresidente y responsable del Partido Comunista Revolucionario, Juan Alberto Echeverría, con varias condenas por evasión fiscal. Rulli sostiene que “Buzzi lo sabía y nos podría haber evitado tanta búsqueda y esfuerzo”. El orientador del Grupo de Reflexión Rural también recordó que “hace ocho o nueve años”, durante un retiro cerrado de Caritas, le entregó en mano al obispo Jorge Casaretto “una carpeta con evidencias científicas sobre los daños que la ingesta de soja ocasiona en el desarrollo neurológico y hormonal de los niños”. Por eso, el obispo “no puede ignorar las consecuencias de aquellos supuestos planes solidarios que implementaba la institución que presidía”. Se refiere a los cursos que Caritas organizó en todo el país para incluir la soja en la dieta diaria. Rulli también discutió el tema con el ingeniero Eduardo Luis Serantes, presidente de la institución de beneficencia de la Iglesia Católica. “Me respondió con desplante que contaba con todo el respaldo de la Secretaría de Agricultura y del gobierno”, en la gestión de Fernando de la Rúa. Rulli añade que Serantes sigue siendo presidente de Caritas y al mismo tiempo director de la empresa de agronegocios Cazenave y Asociados, una consultora que brinda servicios agropecuarios a empresas exportadoras. También es responsable del fondo agrícola de inversión de Molinos y asesor de empresas agroindustriales y de servicios, como Dow Agro Sciences SA. En su publicación oficial Huellas de Esperanza, Caritas anunció recetas de milanesas de soja y en las páginas interiores encomió los planes de “ayuda solidaria” organizados por las grandes empresas sojeras y un proyecto de fabricación de hamburguesas de soja en Entre Ríos, en colaboración con Aapresid, la Asociación de Siembra Directa, promotora del modelo sojero. En la semana previa al acto del 25 de mayo de este año en Rosario, Casaretto y Serantes recibieron en San Isidro al presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, quien les pidió ayuda para forzar al gobierno a una negociación. La respuesta fue la declaración del Episcopado que instó al diálogo, y que la Comisión de Enlace mencionó para explicar la suspensión del lockout patronal. Fue la primera declaración en muchos años en la que la conducción episcopal no mencionó el grave problema de la pobreza.
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