EL PAíS › EL EMBAJADOR ARGENTINO ANTE EL VATICANO NO DESCARTA OTROS ENCUENTROS

“Puede haber más reuniones antes de fin de año”

Eduardo Valdés desembarcó en el Vaticano después de la llegada del papa Francisco. Antiguo amigo de Bergoglio, analiza su relación con Cristina Kirchner y los posibles resultados de la reunión de hoy.

 Por Santiago Rodríguez

Desde Roma

La llegada de Jorge Bergoglio a la jefatura de la Iglesia Católica modificó el ritmo de trabajo de la Embajada argentina en el Vaticano. Cada semana pasan por allí no menos de cincuenta argentinos que van a las audiencias generales de los miércoles del Papa. La visita de la Presidenta multiplicó aún más las tareas de los diplomáticos, que además están en medio de los preparativos para mudar la sede a un lugar más adecuado para la circunstancias. En el despacho del embajador Eduardo Valdés no falta, por supuesto, la foto de Francisco ni tampoco la de Néstor y Cristina Kirchner. También hay un retrato del general José de San Martín y el escritorio desborda de papeles. Allí recibió a Página/12 y adelantó los temas de los que seguramente hablarán en su reunión de hoy CFK y Jorge Bergoglio y no descartó nuevos encuentros entre ambos antes de que termine el año.

–¿Qué expectativas tiene de esta nueva reunión entre la Presidenta y Francisco, la quinta en poco más de dos años?

–Me gustaría que se profundice aún más la excelente relación entre el papa Francisco y la Presidenta. Creo que va a haber mucho de Latinoamérica en esta conversación y también del tema de Estados Unidos y Cuba. El Papa está muy comprometido con la región y creo que va a aprovechar lo que Cristina Kirchner puede aportarle desde una visión latinoamericana para la gira que él va a emprender por Ecuador, Bolivia y Paraguay, a la que acá se le da mucha importancia, y también a la visita de septiembre a Estados Unidos y Cuba. Pienso que además hablarán de cuestiones globales en los que la Presidenta tiene mucho para aportar.

–¿Qué le aporta Cristina Kirchner al Papa y qué le aporta el Papa a Cristina Kirchner?

–La Presidenta le aporta el hecho de estar en el territorio donde el Papa va a hacer las dos giras que tiene este año. A su vez, el Papa tiene una mirada global y desde ahí le puede aportar a ella. El Papa y Cristina Kirchner tienen una mirada bastante parecida. Por ejemplo, esta semana el Papa va a recibir a Vladimir Putin. ¿Cuánto le dijeron a la Presidenta por su decisión de ir a Rusia? ¿Dirán lo mismo de que el Papa lo reciba justo en este momento, cuando está en el candelero como si fuera el eje del mal? Cuando la Presidenta fue a San Petersburgo el anteaño pasado, y se pronunció a favor del multilateralismo y de no tomar decisiones unilaterales con respecto a Siria, el Papa mandó una carta a la cumbre del G-20 para que no se invadiera Siria. Fue la voz más importante del planeta al plantear las tres jornadas de oración para frenar el conflicto y logró que Estados Unidos desistiera de invadir.

–¿Le asigna alguna connotación al hecho de que esta reunión se realice a dos meses de las primarias, en medio de la campaña?

–La reunión con la Presidenta es una entrevista de cortesía entre dos jefes de Estado de la misma nacionalidad. Cristina Fernández de Kirchner es la jefa de Estado argentina y fue elegida por el 54 por ciento de los votos; no va por la reelección. Yo lo planteo al revés: ¿qué hubiera ocurrido si la Presidenta venía a Roma a recibir un premio en la FAO por la lucha contra la desnutrición y el Papa no la recibía? Las cosas son más simples de como a veces se las pretende presentar. Ambos comparten la visión de que la presidenta del país de origen del Papa y el Papa tienen que tener una relación óptima como tienen ahora. Es natural lo que ocurre.

–¿Cuánto atiende el Papa, en verdad, la política local argentina?

–Mucho menos de lo que imaginamos. Ultimamente el Papa hace muchos chistes sobre los argentinos y su autosuficiencia; eso habla de que él no está pendiente todo el tiempo de los argentinos. Como jefe de la Iglesia católica tiene algunos otros temas de qué ocuparse y le llevan mucho más tiempo. Está preparando un jubileo extraordinario, que comienza el 8 de diciembre, están los sínodos de obispos... Solo en mayo Francisco beatificó al obispo Romero; abrió el expediente de beatificación de monseñor Angelelli y Helder Cámara, el famoso obispo de Olinda y Recife que dijo aquello de que “cuando le doy de comer a un pobre, dicen que soy un santo; cuando pregunto por qué hay pobres, dicen que soy comunista”; ha invitado y estado en el Vaticano el famoso sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, que fue el autor de la teología de la liberación; recibió a Mahmud Abbas, a quien le dice “sea un ángel de la paz” e institucionaliza las relaciones diplomáticas con Palestina; y por si faltaba algo recibe a Raúl Castro, quien le termina diciendo que si él sigue hablando así va a volver a rezar. ¿Qué quiero decir con esto? Que el Papa es un jugador global por más que en la Argentina piense en todo momento porque ahí están sus afectos. A San Lorenzo lo sigue, pidió que le renovaran los documentos argentinos, pero no se mete en el día a día de la política.

–Más allá de la apertura de sus archivos, ¿la Iglesia va a hacer una autocrítica de su papel durante la dictadura?

–Lita Boitano, la presidenta de Familiares de Detenidos Desaparecidos, estuvo militantemente junto con Dora Salas en una audiencia general de los días miércoles y ambas pudieron hablar cara a cara con el Papa y le plantearon si podían abrirse los archivos vaticanos del ’76 al ’83 y también le pidieron que hubiera una autocrítica de la Iglesia. El Papa, sorpresivamente, les contó que le había encargado a monseñor Giuseppe Laterza, que es un funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, que se digitalizaran los archivos y se abrieran y también que se redactara un documento sobre la responsabilidad de la Iglesia en aquellos años de la Argentina. Tuve la suerte de acompañar a Lita y a Dora a la reunión con monseñor Laterza y fue conmovedora. Monseñor Laterza les prometió que el año que viene abrirán los archivos y estará listo el documento.

–Usted lo conoce a Bergoglio de sus días de arzobispo de Buenos Aires en los que no accedía a estos planteos ni tenía el perfil que tiene ahora. ¿Qué cambió de entonces a ahora?

–Le puedo decir al respecto lo que me respondió a mí: “Es más lindo ser Papa que arzobispo de Buenos Aires”. Se ve que ahora las decisiones las toma él y lo que decide es lo que hace. No es el primer jefe de Estado que yo conozco que cuando le toca ser primer magistrado toma las decisiones que uno nunca hubiera imaginado que se podían tomar.

–A seis meses y unos días de la finalización de su mandato, ¿la de hoy será la última reunión de Cristina Kirchner con el Papa?

–No, creo que no. Pienso que habrá más. Si seguimos al mismo ritmo que en estos dos años del papado de Francisco, antes de fin de año debería haber dos reuniones más. Ojalá haya todas las que pueda haber. Por ahí se ven en algún lugar de la gira que el Papa va a hacer por Latinoamérica o, por qué no, en Naciones Unidas cuando Francisco vaya allí.

–¿Y en Buenos Aires?

–Es un sueño. Ojalá se pueda dar que torzamos la voluntad del destino, que está hablando de que viajará en 2016, y que termine yendo en 2015. Pero ese es un sueño. Alguien me enseñó que felices los que sueñan sueños y están dispuestos a pagar su precio para que se hagan realidad.

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