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El miércoles 10 de este mes, después de ordenar los arrestos, el juez federal Claudio Bonadío esperó que los represores acusados de la desaparición de los militantes montoneros en 1980 se fueran entregando en unidades militares o de las fuerzas de seguridad. Una semana después ordenó las capturas nacionales e internacionales de las ocho personas que decidieron no acatar la disposición de la Justicia. Los prófugos que el magistrado considera más importantes para la investigación son el teniente coronel Enrique José Del Pino y los coroneles Luis Jorge Arias Duval y Julio César Bellene.
u Arias Duval: Fue jefe de la central de reunión (donde se junta la información) del Batallón 601. Le decían “el Ratón” por oposición. Porque a su hermano, otro represor de los centros clandestinos de la última dictadura, lo conocían como “el Gato”. Habría manejado gran parte de las “operaciones extraterritoriales” (Plan Cóndor) del Batallón.
u Del Pino: Su apariencia exterior hizo que se lo mencionara como el “Astiz” del Ejército. Durante mucho tiempo se camufló tras su alias de “Miguel” o “Miguelito”. La justicia francesa lo quiere juzgar por la desaparición de ciudadanos de ese país.
u Bellene: Fue segundo jefe y luego jefe máximo del Batallón 601. Estuvo involucrado en la causa por el asesinato de la diplomática Helena Holmberg, cometido en diciembre de 1978. Junto con su entonces jefe Carlos Alberto Tepedino (quien está incluido en la lista de Bonadío y ya fue indagado) fue procesado por “falso testimonio y falsedad ideológica” por ocultar a la Justicia que el Batallón había realizado una investigación sobre la desaparición de la mujer.