La reunión de tres horas que mantuvieron anteayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el director de Relaciones Institucionales de Techint, Luis Betnaza, era ayer el tema excluyente de conversación en un evento de la Unión Industrial Argentina. El próximo martes, Betnaza asumirá como vicepresidente de la central fabril. Se suponía que su llegada al cargo mejoraría la relación de la entidad con el Gobierno, pero la sintonía entre el grupo de Paolo Rocca y el Ejecutivo se cortó de manera abrupta a partir del caso Skanska. Primero Néstor Kirchner sentenció que ése es un hecho de corrupción entre privados y luego el Enargas y el diputado Carlos Kunkel le apuntaron a Techint, accionista de Transportadora de Gas del Norte (TGN). Betnaza aclaró ante Fernández la posición del grupo. El empresario fue ayer el gran ausente del acto en la UIA adonde se presentó un libro sobre la historia de la entidad, escrito por Félix Luna. Los industriales maldecían su suerte por la inesperada pelea entre la Casa Rosada y Techint y especulaban con que la amenaza de Hugo Chávez de nacionalizar Sidor (empresa venezolana controlada por los Rocca) es una muestra de que Kirchner ya no intercede por el holding argentino ante su par bolivariano.