“Está durmiendo. Vino muy cansada y está tratando de ordenarse un poco la cabeza. Todavía no nos contó nada”, confió anoche a Página/12 Horacio Narvaez, el padre de Natalia, de 13 años, que apareció en la madrugada de ayer en Paysandú, Uruguay. La joven había huido una semana atrás de su Rosario natal. Todavía es un misterio el cruce de frontera de la chica y el paradero del hombre que la habría inducido a escaparse de su casa. “Si la nena no tenía documentos, ¿cómo pasó a Uruguay?”, se preguntó su madre, luego de hacer los trámites consulares para traer a su hija de regreso.

Según les contó Natalia a los policías uruguayos que la encontraron deambulando sola por la terminal de micros de Paysandú, había ingresado a Uruguay por la ciudad de Salto. “Ese paso fronterizo es muy fluido, tal vez haya podido pasar ayudada por alguien. Mucha gente tiene familiares del otro lado del río y esta situación puede facilitar el paso”, admitió la cónsul argentina en Paysandú, Adriana Zanutigh. La diplomática fue la primera en recibir la noticia porque la comisaría adonde fue derivada Natalia está frente a su consulado.

“Le hicieron un control médico y después la subí a mi auto, que tiene chapa consular. Yo misma se la entregué a la madre, en Colón”, contó la diplomática. Hay que recorrer 17 kilómetros para cruzar la frontera, y en el trayecto, Zanutigh intentó conversar con la chica: “Contestaba, ‘sí’, ‘no’ o con frases breves. Es entendible para una chica de su edad en esa situación, así que seguí manejando y me limité a que ella estuviera bien”.

El reencuentro fue en Colón, provincia de Entre Ríos. La adolescente había visto a su madre en la televisión y le mandó un mensaje de texto para pedir que la pasara a buscar, que estaba “muy lejos”. Ayer a las 8, padre, madre e hija llegaron a Rosario en el auto familiar. Alicia Narvaez dijo que “recuperó su vida” y que “la nena estaba muy asustada”. También pidió que continuaran las pesquisas de este caso. “No voy a interferir en la investigación –aseguró–, pero ha llegado el momento que explote todo y que caiga, no me importa nada, ya no confío ni en mi sombra.”

Todavía no se sabe quién dejó a Natalia en Paysandú. Su cibernovio Mike (primero en la lista de sospechosos) aseguró desde el anonimato del chat que no tuvo nada que ver con la huida: “Si sirve de alivio, he estado en contacto con ella y el alejamiento por unos días de su casa es por motivos estrictamente familiares”, escribió en http://groups.msn.cim/ lovefori

chigoforever. Natalia y Mike se habían conocido diez meses atrás en ese foro de encuentros y según confió este último los unía un interés “100 por ciento puro y de amor”.

Mariel Arévalo, jefa de la Comisaría de la Mujer de Rosario, adonde la joven intentó enviar una carta antes de partir, aseguró que no se fue de su casa contra su voluntad.

Hace una semana, Natalia huyó de su casa cargando una mochila con algo de ropa, un peine, sus muñecos de peluche y el disco rígido de la computadora de su casa (para que no pudieran rastrearla). Antes de partir dejó una carta donde pedía disculpas por el dolor que generaría su ausencia y aconsejando a sus padres que se olvidaran para siempre de ella.

Hoy a las 9, la familia tiene cita con el juez de Instrucción Nº 13, Osvaldo Barbero, para escuchar la versión de la joven. Según fuentes judiciales, el magistrado recomendó a los padres que no trataran de interrogar a su hija y que le proveyeran la mayor tranquilidad posible. Anoche, en diálogo con este diario, Horacio Narvaez refería que Natalia dormía de a ratos, al igual que él, por los constantes llamados de la prensa. “Yo los quiero atender a todos –decía el hombre–, porque nos ayudaron mucho, pero ando a los saltos. ¿Oyó? Ya me están tocando el timbre, vienen a hacerme un reportaje.” Mientras regresaba en el auto, su madre habló con los medios y sembró sus interrogantes: “Ya va a llegar el momento en que me cuente cómo se fue, con quién se fue. Ahora lo que importa es que está bien”.