Mariano Martínez reapareció llorando o caminando preocupado en las tapas de las revistas “del corazón”, esas que muestran que los famosos también tienen sentimientos. Ayer acompañó a su padre Sebastián Ricardo, más conocido como Ricky, que declaró en la causa que tiene a maltraer a toda su familia, luego de que sufriera una descompensación cuando lo llevaron detenido la semana pasada. El empresario habló dos horas sobre su vínculo de más de 20 años con Marcelo Tarzia, el único argentino detenido en el laboratorio mexicano de metaanfetamina de Ingeniero Maschwitz. A las 18.40 pidió al juez federal Federico Faggionatto Márquez un intermedio porque se volvió a descompensar. Luego siguió declarando. El magistrado pidió la captura de José Luis Salerno, ex socio de Damián Ferrón, una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez.

Ricky fue citado a las 17, en una indagatoria imprevista (se estipulaba que sería interrogado el lunes) y que constituye un “acto de defensa”, según aseguró el juez. Horas antes echó a sus abogados y nombró a Carlos Olita. El propio Martínez pidió declarar y además solicitó poder hacerlo acompañado de su familia. Un testimonio y varios cruces telefónicos lo acercaron al banquillo del juzgado federal de Campana. La semana pasada, en una virtual caza de testigos remolones, el juez tomó nota de varios personajes mencionados por el cirujano Gustavo Ricchiuto, que tenía vínculos con Salerno.

Entre las personas mencionadas estaba el padre del actor, cuya presencia en los tribunales ya había sido pedida por la querella del triple crimen el 29 de septiembre pasado. Ricchiuto indicó que Ricky era uno de los grandes proveedores de efedrina de los mexicanos detenidos en Ingeniero Maschwitz y de los tres empresarios asesinados. El cirujano llegó incluso a afirmar que las víctimas planeaban una nueva venta de efedrina de Ricky a los mexicanos. Tal vez, quién sabe, puenteando a Tarzia, el viejo amigo de Martínez. La otra evidencia en contra de Martínez que esgrime el juez son los cruces telefónicos descubiertos entre él, el supuesto líder de la banda mexicana, Jesús Martínez Espinoza, y Sebastián Forza, entre muchos otros llamados que lo relacionan con la llamada “ruta de la efedrina”.

Respecto de Salerno, su pedido de detención fue considerado por Miguel Angel Pierri, abogado de las viudas de los empresarios, como el “más importante” hecho en esta causa y adelantó que lo acusarán como el principal instigador u organizador del triple crimen. El juez decidió el arresto a partir de la indagatoria del mexicano Rodrigo Iturbe, recientemente detenido. Salerno es un policía bonaerense retirado y vinculado desde 2003 a la firma Fharmaz Group S.R.L. en la que Ferrón figuraba primero como socio y luego como empleado.

Este imputado estaría mencionado, al igual que Ricky, como uno de los principales proveedores de efedrina. Anoche, su abogado defensor, Herman Schumacher, aseguró no haber recibido la orden de captura (de la que se enteró, al igual que la policía, por televisión). Sin embargo, prometió que Salerno se va a entregar con el correr de las horas porque se considera inocente. Faggionatto Márquez también dictó la captura de ocho mexicanos sospechados de participar en tráfico ilegal de efedrina. Salerno había declarado dos veces en la causa por el triple crimen ante la fiscal porteña Ana Yacobucci. Según Pierri, la primera vez dijo no saber nada, la segunda admitió conocer a todos los personajes.

“El cirujano Gustavo Ricchiuto dijo que había prueba documental muy importante que podía estar en la casa de Salerno. Pedimos entonces el allanamiento de su casa, pero el juez no hizo lugar porque quería más pruebas. Con un nuevo testimonio y el del mexicano Rodrigo Iturbe volvimos a pedir su detención –explicó Pierri–. Salerno tiene cruces telefónicos el día de la desaparición en la zona de General Rodríguez. Salerno está en el medio de todos los negocios.” Para la querella aún quedan por detener “dos personas que tienen perfil o motivo para ser la mano de obra”.