SOCIEDAD › EL ROBO DE AUTOS Y DE PARTES DE VEHíCULOS EN LOS ESTACIONAMIENTOS DEL HIPERMERCADO

Carrefour, la peor playa del verano

En los estacionamientos de Carrefour, especialmente en los de Vicente López y Monroe, se instaló una nueva modalidad delictiva: el robo de elementos de los autos que los clientes dejan allí. Sospechosa pasividad de los vigiladores.

 Por Emilio Ruchansky

El hipermercado Carrefour de Vicente López tiene un estacionamiento enorme a cielo abierto, con lugar para más de setecientos autos. Queda a pocos metros del cruce de las avenidas Del Libertador y General Paz y se ha convertido en una enorme trampa para los clientes que dejan confiados su auto para realizar las compras, pensando que el lugar cuenta con la seguridad que un establecimiento de ese estilo debiera brindarle. Nada más equivocado. Allí, y en otros establecimientos de la misma cadena, se ha instalado una nueva modalidad delictiva que consiste en desmenuzar los autos: los ladrones se llevan gomas de auxilio, equipos GPS, Ipod, celulares y cualquier elemento que el desprevenido cliente deje en el interior de su vehículo.

Aunque a veces, y para abreviar el trámite, los delincuentes prefieran llevarse el auto directamente, ante la sospechosa pasividad de los solo cuatro guardias de seguridad que la empresa destina al enorme predio y que –según le dijo uno de ellos a una víctima reciente– están “sólo para caminar”, remarcando la afirmación con una sonrisa irónica que elevó el mal humor y la sospecha del damnificado, que acababa de comprobar cómo le habían desmantelado el auto a plena luz del día en una calurosa tarde de sábado.

El blanco principal de los ladrones son los autos que no cuentan con las llamadas alarmas “orbitales” y que sólo tienen, como la mayoría de los autos fabricados en los últimos tiempos, aquellas que las agencias llaman de “cortesía”. Que resultan una cortesía, pero para los ladrones: basta un destornillador usado como llave para violar la cerradura y neutralizarla.

Una de las víctimas que luego de muchos esfuerzos logró que un empleado de seguridad de Carrefour recibiera sus quejas y éste se comunicara vía handy con su superior para anunciar el robo, escuchó con estupor la respuesta que llegaba del otro lado.

–¿Qué, otro más? ¡Paren a alguno, muchachos!

El damnificado, mientras tanto, recibía la solidaridad de otros clientes que, enterados del asalto, contaban que algo similar les había ocurrido a sus hermanos, sobrinos, padres o a ellos mismos, sin que nadie hubiera recibido una explicación de la empresa. Ni siquiera un vaso de agua que ayudara a digerir el mal trago.

Ricardo, otro de los damnificados con los que este diario pudo comunicarse, afirmó que cuando fue a su taller del barrio de Belgrano para reparar los daños de su cerradura y reponer la rueda robada, contó allí que lo habían despojado.

–Fue en la playa de estacionamiento... –arrancó Ricardo.

–...de Carrefour –completó el mecánico–. Todo el tiempo viene gente a la que le robaron ahí.

Algo similar le ocurrió cuando se comunicó con su aseguradora, donde sólo le preguntaron en cuál sucursal de Carrefour, si el de Monroe o el de Vicente López. En el primero de ellos, que cuenta con una playa de estacionamiento cerrada, también son frecuentes los robos –revelaron en la aseguradora–, aprovechando las funciones de los cines que comparten el predio, para trabajar con toda la tranquilidad que da el saberse impunes ante la falta o la complicidad del personal de vigilancia.

En Liberty Seguros, una analista de robos de auto tampoco se sorprende: “La sustracción de vehículos es algo muy frecuente en estos supermercados, pero lo de las piezas ya es un caso aparte, están siempre a la pesca porque estas playas se han convertido en tierra de nadie, casi no hay vigilancia”, asegura, y propone hablar con su compañero especializado en robo de partes. “En general roban las ruedas, el criquet, la llave cruz –explica el colega–. Nosotros, por más que se trate de algo caro, como la goma de una 4x4 que puede costar hasta seis mil pesos, no accionamos contra el supermercado. Pagamos y listo. No tiene sentido, económicamente hablando, hacer algo contra un supermercado porque ellos tienen sus propios seguros por responsabilidad civil. Si te roban el auto, con un poco de suerte te pagan. Pero por el robo de piezas no pagan nunca.”

Hay, aclara, complicaciones legales hasta para denunciar el hecho. Es muy difícil conseguir probar el robo ante la Justicia. Si se trata de alguien que no está asegurado, es casi imposible que el supermercado se responsabilice por la pérdida. “Nadie va a juicio por un robo menor, puede salir más caro –comenta la fuente–, aunque dependiendo de cada caso, los gerentes de la sucursal pueden evaluar por riesgo judicial o mala prensa el pago de lo sustraído.”

En Carrefour están al tanto de la situación, pero afirman que según sus estadísticas “no es un porcentaje importante”. Por más que uno insista en hablar con el jefe de seguridad, del otro lado del teléfono las respuestas tardan o se retacean.

Mientras tanto, antes de ir de compras a Carrefour, habrá que evaluar la posibilidad de llegar en auto y tener que volver caminando o, en el mejor de los casos, en changuito.

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Los ladrones se llevan gomas de auxilio, equipos GPS, Ipod, celulares y otros elementos del auto.
Imagen: Laura Gallo
 
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