Viernes, 6 de enero de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › DANIEL PERALTA CUBRIO LOS CARGOS DE SU GABINETE QUE HABIAN QUEDADO VACANTES POR LA CRISIS
El gobernador de Santa Cruz puso en funciones a los nuevos ministros de Desarrollo Social y de Producción y al secretario general de Gobierno. Avanzó con el recorte de gastos en la provincia, pero no con la resistida reforma previsional.
El gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, dio un paso más en el intento de encauzar los vaivenes políticos de esa provincia. En un acto en la gobernación puso en funciones a quienes designó para conducir los ministerios que habían quedado vacantes después de las renuncias de la semana pasada como consecuencia de la crisis política que generó el proyecto de ley de emergencia económica. Elsa Capuchinelli, en Desarrollo Social; Rafael Gilmartín, en Producción, y Claudio Pesse, en la Secretaría General de Gobierno, son los nuevos integrantes del gabinete santacruceño. El mandatario firmó además un decreto que recorta gastos del Estado, pero deja afuera la resistida reforma previsional.
“Estamos ante una situación que seguramente va a requerir el aporte de todos. La vamos a enfrentar con medidas que ya son públicas”, destacó Peralta en su discurso ante los nuevos funcionarios. La advertencia fue para los tres nuevos ministros, pero también para la sociedad santacruceña ante la falta de recursos económicos en la que se encuentra la provincia. Atenta lo observaba Capuchinelli, quien fue designada en la cartera de Desarrollo Social, que por primera vez en décadas no estará bajo la órbita de un funcionario ligado a la ministra nacional Alicia Kirchner. Sin embargo, el gobernador se aseguró retener parte del respaldo político histórico de la provincia al nombrar en Producción a Gilmartín, un hombre cercano al ministro Julio De Vido. El nuevo ministro de Gobierno, Pesse, es del propio espacio de Peralta.
Una movilización de trabajadores y organizaciones sociales fue la consecuencia del tratamiento del proyecto de ley de emergencia económica que debía tratarse en la Legislatura. El contenido del ajuste iba detrás de modificaciones en los requisitos de jubilación, imponiendo la edad de 60 años para las mujeres y de 65 para los hombres, a diferencia de los treinta años de aportes que rigen actualmente. Además congelaba las paritarias salariales mientras la ley estuviera en vigencia, lo que enfureció a los sindicatos. La manifestación fue duramente reprimida por la policía y 21 personas finalizaron con heridas de importancia.
El cisma político no quedó allí. La alianza que tenía Peralta con la agrupación La Cámpora se deterioró al punto de generar las renuncias ministeriales y de segundas y terceras líneas del gobierno. Pero también se sumó el desmembramiento del bloque mayoritario que tenía el Frente para la Victoria, que estaba compuesto por 22 de los 24 legisladores que integran la Cámara. La ruptura dejó con la mayoría a los seguidores de Peralta con 14 escaños, mientras que los camporistas cerraron en ocho los diputados que les responden. El enfrentamiento que parece no tener retorno tuvo su cúspide cuando la agrupación publicó una solicitada en la que denunciaba al gobierno de Peralta por haber “destruido el sistema de salud pública, desquiciado el sistema de educación pública” y llevado a la instalación de “un clima de extorsión y violencia permanente” para obtener privilegios.
“No voy a perder un solo minuto de mis horas de trabajo en pelearme con nadie, en especial ni en particular”, señaló el gobernador, restando importancia a las críticas que recibió en los últimos días. Peralta también hizo hincapié en la mala situación a la que se enfrenta Santa Cruz al decir que “no son tiempos fáciles, ni nada dice que será muy bonito lo que viene”, dando marco a la política de ajuste que impulsa en su segundo período de gobierno al frente de esa provincia.
El decreto de “reajuste y reordenamiento del gasto” que Peralta firmó a última hora del miércoles obstruye el ingreso de nuevos trabajadores a la planta de la administración pública, tanto contratados como en planta transitoria. Además congela las recategorizaciones y obliga a una revisión de la pauta oficial, entre otros temas.
Fuera del decreto quedó la reforma previsional y el congelamiento de las paritarias que se tratarán en marzo, en un acuerdo al que llegó el gobernador con los sindicatos y que descomprimió la situación crítica del fin de semana. Peralta avisó, de todos modos, que “hay que analizar con mucho cuidado el sistema previsional, porque así como está es inviable”.
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