A partir de esta medianoche y hasta mañana a las 16, el caudal de agua en la ciudad de Buenos Aires y parte del conurbano puede disminuir e incluso interrumpirse. Según la empresa AySA, se trata del probable efecto de un operativo planificado para inspeccionar, por primera vez desde su construcción, hace 37 años, el enorme conducto que alimenta la principal planta procesadora de agua potable. El procedimiento estará a cargo de la misma empresa concesionaria, que utilizará una novedosa tecnología: un minisubmarino manejado a control remoto que recorrerá los 1300 metros del caño de hormigón, de 5,4 metros de diámetro, para verificar si está en condiciones y planificar tareas de mantenimiento.

La revisión de ese conducto por vías tradicionales es imposible: el agua turbia del Río de la Plata impide la visión que podrían tener buzos en una recorrida por su trayecto o cámaras de video. Por eso se optó por adquirir tecnología de última generación: un vehículo submarino de operación remota, controlado desde la superficie, que permite obtener imágenes del interior del conducto mediante un procedimiento equivalente al de una ecografía. Se trata de la misma tecnología que se utiliza, por ejemplo, para buscar tesoros en barcos hundidos o restos de aviones siniestrados en el fondo del mar.

El caño conecta la toma de AySA ubicada frente al Aeroparque Jorge Newbery con la Planta General San Martín, situada sobre la avenida Figueroa Alcorta, en el barrio de Palermo, y la alimenta con agua cruda, superficial. Esa planta produce 3,5 millones de metros cúbicos por día para abastecer al 60 por ciento del área de concesión de la empresa: concretamente, toda la ciudad de buenos Aires y norte y oeste del conurbano. Otro 35 por ciento, en el sur del Gran Buenos Aires, está alimentado por la planta de AySa de Bernal, y el cinco por ciento restante se nutre de agua subterránea obtenida de perforaciones realizadas por la misma empresa.

El procedimiento de inspección comenzará a la medianoche. A esa hora, un equipo de la concesionaria se instalará en una boca, sobre la Costanera: allí descenderá un buzo, con el minisubmarino, que estará conectado mediante un cable al centro de operaciones en la superficie. Ahí, los técnicos recibirán las imágenes en tiempo real.

Esas imágenes son producidas por un instrumento, denominado sonar, que emite pulsos de sonido a partir de los cuales se obtienen imágenes similares a una ecografía en 3D.

El conducto a inspeccionar es un cilindro de hormigón construido por la ex Obras Sanitarias en 1975. Hasta ahora, nunca había sido inspeccionado: es imposible vaciarlo o hacer la inspección en un plazo breve, para afectar lo menos posible el abastecimiento.

La tecnología incorporada por la empresa permite hacer el estudio en cuestión de horas. No obstante, durante ese tiempo el servicio puede verse afectado por la baja presión o la falta de agua: por esa razón se eligió un fin de semana largo y un horario nocturno. Al respecto, la empresa consideró que si “las instalaciones internas de las viviendas unifamiliares y los edificios contemplan la existencia de tanques de reserva, haciendo un uso racional de estas reservas, los clientes no deberían verse afectados”.

La empresa, además, se encuentra construyendo una nueva planta en la zona norte, a la altura de Tigre, que estará terminada, según se prevé, para 2014 o 2015. Tomará agua del Paraná de las Palmas, a través de un conducto de 15 kilómetros, y abastecerá a los municipios de la zona norte del Gran Buenos Aires, aliviando la tarea de la planta General San Martín. Esa nueva planta, en su primera etapa, comenzaría a funcionar el año próximo, abasteciendo a usuarios de Tigre y Benavídez.