Domingo, 7 de octubre de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › EL ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES, POR PRIMERA VEZ EN MISIONES Y CON UNA ASISTENCIA MASIVA
En el calor del Litoral, Posadas se pobló de debates, colores y consignas. Una chance de exponer la dura temática del lugar.
Por Luciana Peker
Desde Posadas
“Queremos invitarlas a participar de este Encuentro Nacional de Mujeres, que es esta gran herramienta de lucha que hemos sabido sostener y garantizar durante 27 años.” Esa fue la bienvenida de las organizadoras misioneras al recibir a lo que calcularon eran 25 mil mujeres de todo el país. La temperatura del sábado marcaba 32 grados y la vista del río se convertía en sudor en las que caminaban en un Litoral que empezaban a conocer con la piel empapada y a la vez halagada por el regalo de colores verdes brillantes en cada vereda.
Pero también se empapaban de una postal que no es sólo turística: los safaris sexuales, las muertes por abortos clandestinos, la trata de personas, los femicidios, el abuso a mujeres originarias, la explotación laboral, la desnutrición, la criminalización de la pobreza y las violaciones. “Está naturalizada la tarefa, que es la cosecha de la yerba mate, donde trabajan mujeres y niños con los peores sueldos, y las madres tareferas que están en contacto con los agrotóxicos tienen hijos con deformaciones”, denunciaron las organizadoras. Aunque entre las batallas que encabezan las mujeres también hay alegrías, como la cooperativa Amanecer, que es una fábrica recuperada.
En ese despertar de una ciudad compartida por las palmeras, las flores fucsias o violetas y el rojo furioso de la tierra, se daba la bienvenida en el Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez. Allí se dio inicio al XXVII Encuentro Nacional de Mujeres, que dura hasta mañana, en un ritual autónomo y autogestionado que convoca a participantes de todo el país y de todos los sectores. Este año la participación fue masiva y 16.000 mujeres que habían reservado desde septiembre se tuvieron que alojar en albergues, casas de familia o escuelas hasta a 200 kilómetros de distancia.
A la mañana el sol daba tan fuerte que algunos chicos chapoteaban en el agua y los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por la Legalización del Aborto Legal, Seguro y Gratuito se asentaban sobre algunas cabezas. Se veían pasar sombreros artesanales, para alegría de artesanos y ambulantes, y los helados se vendían a dos pesos entre chicas con pañuelos enredándose por las rastas y mamás con chicos trepándose o pidiendo teta.
Desde su inicio en 1986, en Buenos Aires, el Encuentro de Mujeres muestra un arco iris de posturas que se discuten de forma horizontal. Aunque esta vez, como suele suceder, la Iglesia no dio la bienvenida a estas turistas activas –a las que se llegó a tildar de terroristas– y ya anunció que no va a dar misa el domingo por la habitual marcha. A nivel político, se presentan más fuertes las discusiones entre grupos de izquierda y kirchneristas que confrontaron en sus posturas en diferentes talleres.
Sin embargo, lo sustancial es la defensa de los derechos de las mujeres. La docente Victoria Rosenfeld y el ama de casa Claudia Fariña iniciaron a las 10.30 la apertura, agradecieron el sacrificio de llegar desde todo el país y recalcaron la felicidad del Encuentro y la importancia de mostrar la realidad litoraleña. “Acá se da el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes para la trata por el puente de la triple frontera con Paraguay y Brasil. También hay safaris sexuales a las comunidades mbyá guaraní, en donde nacen chicos con rasgos japoneses o rubios porque las niñas son ofrecidas en redes sexuales”, apuntó Andrea Dombroski, encargada de comunicación. “Es importante que las mujeres misioneras estén presentes. Para nosotras es un antes y un después para revalorizarnos y sentir que no estamos solas.”
Dombroski quiere que se conozca su realidad. “En el año hubo veinte asesinatos de mujeres y en septiembre hubo cuatro casos de femicidios. El último fue el de Natalia Almada, encontrada ahorcada con su corpiño. La policía dice que fue un suicidio, nosotras creemos que no”, advierte. “También tenemos uno de los mayores casos de criminalización de la pobreza, que es el de María Obanda, que vio morir a su hija más pequeña de desnutrición. Ella tiene doce hijos, es analfabeta, vivía en una situación indigna y era víctima de violencia doméstica, pero fue acusada de abandono de persona por enterrar a su nena. Hoy está presa como culpable de su muerte.” Otro caso es el de Dominga, con una desnutrición que le ocasionó la muerte con tan solo 27 kilos. “Todos los días hay un caso nuevo de femicidio, de violación. Después ni se pide justicia y quedan impunes. Por eso queremos que las voces de las mujeres asesinadas y violadas en este Encuentro estén presentes”, pide.
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