Domingo, 6 de julio de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › UN LIBRO DE MICRORRELATOS EN TORNO DE LA VIOLENCIA DE GENERO
Autoras reconocidas, noveles y amateurs respondieron a una convocatoria para escribir relatos de no más de 150 palabras. El resultado es ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género, que interpela, conmueve e invita a reflexionar. Cómo se gestó el proyecto.
Por Mariana Carbajal
Cien escritoras unieron sus voces contra la violencia machista en una antología de microficciones, cuentos brevísimos, que no superan las 150 palabras, en donde la poética se cruza con el dolor y el horror. En ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género (Buenos Aires, Macedonia), plumas de la trayectoria de Ana María Shua, Luisa Valenzuela, Silvia Plager y María Rosa Lojo se entrelazan con autoras noveles y amateurs que respondieron a una convocatoria abierta y reflejan la amplia geografía argentina. El proyecto nació en Chile, para llamar la atención social frente al aumento de los femicidios y se está replicando a lo largo de Latinoamérica.
Los libros son pequeños, de bolsillo. Los relatos conmueven, estremecen, interpelan, invitan a reflexionar. La primera versión de ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género se gestó en el país trasandino y se publicó en 2010 bajo el sello del Grupo Editorial Asterión, a partir de la iniciativa de un puñado de escritoras chilenas, entre ellas Pía Barros y Susana Sánchez Bravo. “Las cifras negras de femicidio y sus secuelas llegan a un tope terrible en el año 2000 en Chile, cuando en Alto Hospicio, Iquique, quince jóvenes de entre 13 y 24 años desaparecen sin dejar rastro ante la pasividad de las autoridades competentes, quienes aventuran la tesis de que las niñas han optado por la prostitución para salir de la pobreza y han viajado al Perú. Una de las víctimas sobrevive y declara identificando a su agresor, quien posteriormente confiesa y se encuentran algunos de los cadáveres de las víctimas. Esto nos puso, como escritoras y editoras, ante una verdad ineludible: si eres mujer, vales menos que un hombre; y si eres mujer pobre, vales menos aún”, recordó Bravo.
Esa primera edición se convirtió en hito y empezó a reproducirse en otros países de la región. Después de Chile, se publicó en Perú y luego en la Argentina, donde la propuesta llegó de la mano de la mendocina Miriam Di Gerónimo, investigadora y profesora titular de dos cátedras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. En noviembre de 2011, Di Gerónimo invitó a las creadoras del proyecto chileno al IV Congreso Nacional de Minificción, que se hizo en la UNCuyo. Y en ese evento le encargaron la edición argentina.
“Nunca había pensado trabajar en literatura de género, me sorprendí, pero lo asumí como un compromiso. Invité entonces a otros escritores: Leandro Hidalgo, Fabián Vique, Sandra Bianchi y a la investigadora Amor Hernández”, contó en diálogo con Página/12 la profesora mendocina, que hace alrededor de quince años que estudia crítica y teóricamente el microrrelato, esa forma breve de contar, en Latinoamérica.
Después de la Argentina se sumó Bolivia. En Venezuela están listos los microtextos, a punto de entrar a imprenta. Este año se lanzaron, además, las convocatorias en Colombia, México y Brasil. En 2012, el Grupo Asterión, de Santiago, Chile, publicó ¡Basta! Cien hombres contra la violencia de género y ¡Basta! Cien cuentos contra el abuso infantil.
La convocatoria para la edición argentina fue abierta, por las redes sociales. Di Gerónimo buscó escritores y escritoras que fueran referentes de diferentes regiones argentinas, para darle un matiz federal y que la ayudaran a difundir la propuesta. “Por ejemplo, Mempo Giardinelli en el Litoral, Luisa Valenzuela en Buenos Aires, Julio Estefan en Tucumán, Eduardo Gotthelf en la Patagonia. A través de ellos, sus contactos y los nuestros fuimos recibiendo contribuciones de diferentes provincias, de escritoras famosas, como Luisa Valenzuela, Ani Shua, María Rosa Lojo, otras más o menos conocidas y otras amateurs”, precisó Di Gerónimo. El formato genérico fue el microrrelato, por eso las escritoras debían expresarse en no más de 150 palabras. La brevedad, el valor estético y la relación con el tema fueron determinantes en la selección.
Para Di Gerónimo, el proyecto tiene un doble objetivo. No sólo alertar sobre la violencia machista: también visibilizar la escritura de mujeres, que ha sido bastante silenciada, dice. “Si pensamos bien, durante siglos las mujeres adoptaron nombres masculinos, nombres falsos, el de sus esposos, etc. Parecen historias de la Edad Media o del siglo XIX como las hermanas Brontë o George Sand. Sin embargo, por dar sólo un ejemplo, sabemos que los editores de la saga de Harry Potter, la firma Bloomsbury, exigieron a la autora que no firmara con su nombre completo, sólo con iniciales, J. K., porque temían que la audiencia de muchachos jóvenes se viera reticente a comprar un libro escrito por una mujer. Esto indica que la ocultación permanece vigente. Sin querer queriendo, hemos conseguido, en cada país, un volumen que reúna a cien mujeres, caso inédito en las antologías latinoamericanas. Se trata, además, de que la literatura deje de lado las belles lettres y se ocupe de temas urgentes, sociales, urticantes y vigentes para protestar, denunciar, tomar partido y, por qué no, cambiar el mundo. Estoy convencida de que la literatura es una forma de conocimiento. Después de su lectura, este libro debería conmovernos y hacernos tomar conciencia sobre los diferentes tipos de violencia a los que se ve sometida una mujer: física, psicológica, simbólica, en el ámbito doméstico, laboral, etc. y volvernos más sabios. Quizá ‘conocer’ para ‘prevenir’ este flagelo que envuelve a todo el planeta”, señaló Di Gerónimo a este diario.
–¿Que repercusión han tenido a partir de la publicación del libro argentino, en 2013? –le preguntó Página/12.
–Insospechada, puesto que los libros ¡Basta!, que considero ya una red solidaria, femenina, social, latinoamericana, se van traduciendo a varios idiomas. Así, en 2012 se tradujo el ¡Basta! chileno al inglés en una edición bilingüe, ¡Enough!, que involucró a una profesora universitaria: Martha Manier. La edición argentina ya cuenta con traducciones parciales al francés por la Université de Poitiers, a través de Caroline Lepage, algunos textos del ¡Basta! forman parte de la publicación Lectures d’Argentine 1 y Lectures d’ Argentine 2 y al alemán en la revista Ila. Invitados por iniciativa de diferentes centros, hemos presentado el libro en los lugares menos pensados, lejos de los circuitos académicos. Como por ejemplo, en el marco de la convocatoria de Mujeres Construyendo Comunidad, invitados por el Centro de Salud Mental Infanto Juvenil
No 6 de Costa de Araujo, Lavalle: un municipio mendocino muy carenciado en el que han desaparecido varias mujeres jóvenes, probablemente, por la acción de una red de trata.
También recibió invitaciones para disertar sobre el proyecto de Unicef, Flacso Argentina y organismos gubernamentales como los ministerios de Salud y de Desarrollo Social de la provincia de Mendoza. En Neuquén, fue invitada por su vicegobernadora, Ana Pechén, quien editó, en marzo de este año, ejemplares de distribución gratuita y está interesada en financiar el ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género, siguiendo a las chilenas, cuya convocatoria están por lanzar.
–¿Por qué le interesó el problema de la violencia hacia las mujeres? –le preguntó este diario.
–Porque todas hemos sufrido alguna vez algún tipo de violencia por el solo hecho de ser mujeres. El libro es una especie de exorcismo y de advertencia. Creo que la literatura puede cambiar el contexto que toca, ya sea en la escritura o en la lectura, como dice Pía Barros, alma máter del proyecto chileno, “ya sea por reflexión, efecto espejo o simplemente por la belleza”. Porque estoy convencida de que si una sola mujer, a través de la lectura de este libro, se salva de padecer o seguir padeciendo violencia de género, nuestra tarea no ha sido en vano.
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