Domingo, 6 de julio de 2014 | Hoy
EL PAíS › BOUDOU, CICCONE Y TODAS LAS PARTES PRESENTAN ESCRITOS
Por Raúl Kollmann
Las defensas de todos los procesados en el caso Ci-ccone presentarán sus respectivas apelaciones, a más tardar en las dos primeras horas del viernes. La lógica indica que el juez Ariel Lijo enviará la causa a la Sala I de la Cámara Federal y que ésta fijará fecha para las audiencias de apelación o para la entrega de un memorial de apelación en agosto, por lo cual podría haber alguna resolución aproximadamente en septiembre u octubre. Las líneas generales de las apelaciones son las que vienen sosteniendo las defensas hasta ahora, pero es seguro que habrá sorpresas. Los letrados de Amado Boudou dirán que el entonces ministro de Economía no tuvo relación ni con Ciccone, ni con The Old Fund, ni con Alejandro Vandenbroele, el hombre que fue titular de ambas empresas. Insistirán, por ejemplo, en que las empresas extranjeras con las que se inició The Old Fund eran todas de los Ciccone o de quienes señalan como los aportantes del dinero: el financista Raúl Moneta y el banquero Jorge Brito. La familia de los fundadores de la imprenta afirmará que de ninguna manera pagaron una coima a Boudou para rescatar la empresa y van a poner el acento en que la cámara declare nulas las declaraciones como testigo y bajo juramento de todos los integrantes de la familia.
Como se sabe, el juez Lijo dictó los procesamientos basándose en la hipótesis que diseñó en estos últimos meses:
- Que Boudou fue el dueño de Ciccone, en sociedad con su amigo José María Núñez Carmona y el abogado Alejandro Vandenbroele.
- Que Boudou y sus amigos se quedaron con la imprenta porque la familia Ciccone los fue a buscar. Viendo que habían perdido la empresa porque se decretó su quiebra y se le entregaron las máquinas a la competidora Boldt, los Ciccone se reunieron con Boudou –dice Lijo– y le entregaron el 70 por ciento de las acciones a cambio de que el ministro concretara el salvataje.
- Esa es la razón por la que los Ciccone –Nicolás, uno de los fundadores y su yerno Guillermo Reinwick– están procesados por cohecho –coimas– y también por el mismo delito Boudou, Vandenbroele y Núñez Carmona.
- Además, a Boudou lo procesó por negociaciones incompatibles con la función pública porque, supuestamente, influyó para que se levantara la quiebra de Ciccone, boicoteó un plan de la Casa de la Moneda de comprar maquinaria con lo que no necesitaría de ninguna imprenta para fabricar billetes y, al final, también influyó para que el Banco Central mandara a imprimir billetes a la ex Ciccone.
Aunque son una familia, los Ciccone hace rato que no actúan como tal. Es más, Nicolás Ci-ccone tiene como abogado a Maximiliano Rusconi mientras que a su yerno, Reinwick, lo defiende Carlos Vela. En privado, buena parte de la familia sostiene que Reinwick quiso quedarse con la empresa, una vez salvada. Vandenbroele, defendido por Germán Soria, por ejemplo, presentó un acuerdo firmado con Reinwick, ante escribano, según el cual una vez rescatada la imprenta, la mayoría de las acciones serían devueltas a Reinwick. Pero más allá de las internas, Rusconi y Vela presentarán sus respectivas apelaciones. Su versión es que no pagaron ninguna coima, sino que Boudou, Núñez Carmona y Vandenbroele los apretaron, bajo amenaza, de que tenían que entregar el 70 por ciento de las acciones a cambio del salvataje de la imprenta. El problema es que nunca presentaron una denuncia por amenazas, firmaron convenios ante escribano y el propio Reinwick publicó una solicitada –que recién ahora desmiente– diciendo que era el dueño de la imprenta y de The Old Fund, el fondo que rescató la empresa.
De todas maneras, Rusconi insistirá en que toda la hipótesis de Lijo se construyó a través de la convocatoria como testigos de los integrantes de la familia Ciccone que pasaron de ser imputados a testigos, luego a querellantes, después el juez revocó el carácter de querellantes, más tarde los llamó a indagatoria y terminó procesándolos, en un proceso bastante asombroso. Rusconi dice que el juez los usó.
Boudou reiterará que no conoce a Vandenbroele, que no intervino en ninguna de las fases del rescate de Ciccone y que basta ver el origen del fondo The Old Fund para darse cuenta quién operó todo: los propios Ciccone contrataron a Vandenbroele y el rescate se hizo con dinero del financista Raúl Moneta y el banquero Jorge Brito. Según los defensores de Boudou –Diego Pirota, Eduardo Durañona y Débora Lichtman– una prueba está en el circuito del dinero que –en su visión– Lijo no quiso ni quiere investigar. Además señalan que la empresa terminó bajo la conducción de un gerente general, Máximo Lanu-sse, proveniente del Banco Macro, el banco de Brito.
Todo indica que habrá sorpresas, aunque no en las apelaciones que se presentarán esta semana, sino en el memorial posterior, más detallado, ante la cámara. Por ejemplo, se cuestionarán cruces de llamadas demostrando –aseguran las defensas– que son falsos y que algunas de las pruebas también fueron armadas.
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