Viernes, 30 de junio de 2006 | Hoy
En el Día Internacional del Orgullo Gay, pidieron la derogación de los Códigos de Faltas provinciales, de los que se vale la policía para reprimirlas.
Por Cristian Alarcón
Maira, con la boca en rosa, esos lentes espejados y el flequillo de adolescente, es de las nuevas, de “las más jovencitas”, de las que aprendieron a pelear con la policía acompañadas por las que llevan décadas en la calle. Están todas. Están Maira y sus amigas de General Pacheco. Y las históricas, las que se encuentran hace años en mitines de color y consigna, cantitos y música de fondo saliendo de esa combi verde por la que se escucha: “¡A ver, un gritito travesti...!”, enciende una entrenada Lohana Berkins, líder de trayectoria. “IuIuuuuuuuuuuuuuu”, responde el centenar de travestis, transexuales y transgéneros que copó ayer la Pirámide de Mayo con una bandera para denunciar en el Día Internacional del Orgullo Gay que las siguen reprimiendo con la rudeza de antaño, con las normas de la dictadura, a lo largo y ancho del país. “Néstor/ Cristina/ No sea indiferente/ Se mata a las travestis/ en la cara de la gente”, cantan, mientras agitan una bandera del arcoiris que llena el costado sur de la plaza y no sueltan, en la otra mano, el cigarro encendido. Fumando esperan: le piden al Presidente una entrevista para establecer políticas públicas que integren a sus comunidades.
Con banderas de un fucsia ochentoso, sobrias en su día de manifestación, en jeans y camperas al cuerpo, clásicas casi, las chicas se reunieron en la plaza desde las nueve y fueron llegando de a poco, como a las fiestas. Las que venían de Pacheco, de González Catán, de Laferrère, de Quilmes y Berazategui, de Neuquén, Salta, Misiones, Catamarca. Las travestis porteñas y bonaerenses son un mapa del país, venidas casi siempre del interior cuando son expulsadas por sus familias. Maira, no. Maira es de Olivos y su decisión de asumirse travesti la empujó a la prostitución, de la que ahora vive. En Pacheco anoche mismo, dice, la corrieron los policías de la comisaría de Ricardo Rojas. Usan los artículos 68 y 92 del Código de Faltas bonaerense, “uno de los más represivos y aberrantes de la Argentina”, dice Diana Sacayán, una dirigente de las nuevas. “El artículo 92 es nefasto. Directamente vas presa por una actitud, por tu identidad de género”, se queja.
Diana vive en Gregorio de Laferrère y allí combate, entre otros frentes, contra los muchachos de las comisarías 4ª y 5ª de la Bonaerense. “Como es una de las zonas donde más demanda hay de prostitución, y por lo tanto más coima pueden cobrar, históricamente en esas seccionales se han cometido torturas, vejaciones, no sólo de travestis sino también de menores”, explica. Sacayán forma parte del grupo de organizaciones que ha denunciado los efectos de la normativa ante varios organismos estatales: la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, la Dirección de Derechos Humanos de La Matanza, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. “Se limitan a pedir informes a los juzgados. Ahora creemos que deberían hacer un pronunciamiento público contra el Código de Faltas por su inconstitucionalidad”, lanza.
Frente a la combi verde, Lohana –presidenta de ALIT, Asociación de Lucha por la Identidad Travesti– resigna el micrófono y circula por otros referentes. María Pía, líder de Attta –Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina–, la travesti que logró acusar a sus violadores, agentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF), guardando el preservativo usado como prueba, larga con un reclamo puntual: “La discriminación empieza en la Dirección Nacional de Migraciones, donde maltratan a las peruanas especialmente. No seremos libres hasta que no se deroguen los códigos. Hoy, en el día del orgullo no festejamos, exigimos cambios”.
El nudo de las demandas que ayer gritaron las travestis es el que sintetizaron en el pedido de audiencia al presidente Kirchner. “Una política capaz de producir los cambios que nuestras comunidades requieren exige pensar en términos ampliados de ciudadanía: para nosotras/os ciudadanía es empleo, vivienda, educación, salud y derechos civiles.”
A Attta, ALIT, MAL, Futuro Transgenérico, Espacio de Subversión Genérica, las acompañaron Las Fulanas, el Area Queer y MISER. Entre quienes hablaron estuvo también la ex diputada María José Lubertino, candidata a presidir el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi). “Me comprometo personalmente a dialogar con las distintas gobernaciones de las provincias en las que aún están vigentes los códigos represivos”, dijo. Autores de un crítico informe sobre el Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires, el equipo de expertos y activistas del Area Queer señaló en un documento: “Los códigos muestran claramente la complejización y rearticulación de las prácticas represivas del Estado durante la democracia, muy lejos de su abandono o disolución al final de la última dictadura militar”.
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