Viernes, 30 de junio de 2006 | Hoy
Una encuesta entre estudiantes de otros países que aprenden español en la UBA mostró cómo ven los extranjeros la pasión argentina por el fútbol. Los testimonios y las anécdotas.
Hace un mes que llegaron por primera vez a Buenos Aires y ya están fanatizados con la Selección Nacional. No sólo ven los partidos de la blanquiceleste sino que también se compraron sus camisetas y se juntan en los bares, o donde sea, para hinchar por Argentina. Para estos jóvenes que vinieron a la ciudad para estudiar y perfeccionarse en el idioma español, los festejos de los argentinos son muy “pasionales”. Tres brasileños, un haitiano, una norteamericana y un yemenita se juntaron en el bar del Centro Universitario de Idiomas de la UBA, donde cursan español, y hablaron con Página/12 sobre cómo es estar en el país del asado en plena fiebre mundialista.
“Antes no me gustaba el fútbol, pero desde que estoy en Argentina no puedo dejar de ver ese deporte”, dice Lidia, que llegó de California, Estados Unidos, hace dos meses por un intercambio de estudiantes.
Esta joven de 19 años se contagió la pasión futbolera de sus compañeros de curso. En su país, el fútbol –o soccer, como ellos lo llaman– convoca gente pero no multitudes. “Allá hay gente a la que le gusta el fútbol, pero el país se para con el Super Bowl –la final del torneo de fútbol americano–. Esa pasión es como el fútbol acá”, cuenta. Ella, como sus compañeros, participó de una encuesta que hizo el Centro Universitario de Idiomas de la Facultad de Agronomía de la UBA para ver cómo ven los extranjeros a los argentinos en pleno Mundial (ver recuadro).
“En este Mundial hinché al principio por Estados Unidos –eliminado en la primera ronda–, pero como jugaba mal, me hice de Argentina. Me gustan Tevez y Messi”, admite.
Justamente, Tevez se llevó casi todos los votos. “Sin dudas, es el mejor”, reafirmó Danielle, una brasileña de 27 años. Ella no es hincha de ningún equipo en su país, pero sí sigue a su selección. “Quiero que Argentina y Brasil lleguen a la final, y gane Brasil, obvio”, sostiene.
“Cuando llegué a Buenos Aires tenía miedo –admite–. Sin embargo, cuando me fui relacionando con gente de acá, nada que ver. Todo bien.”
Joilson (28) y Tatiana (25), al igual que Danielle, también son de Brasil. Ella es graduada en Administración de Empresas y está en Buenos Aires de vacaciones y de estudio. El, hincha del Flamengo, quiere el mismo destino que Danielle: que la selección de su país y la nacional se enfrenten en la final.
En cambio, Tatiana es fana del equipo de José: “Prefiero a Argentina. Brasil es un equipo de muchas individualidades, en cambio Argentina juega más en equipo”, analiza.
Ted está emocionado con la city. Este haitiano que vive en Atlanta, Estados Unidos, desde hace diez años es fanático de la celeste y blanca, y le fascina cómo se vive en Buenos Aires el Mundial. “En mi país no tenemos selección –cuenta–, es por eso que elegimos hacernos hinchas de Brasil o de Argentina. Allá, en Haití, es muy fuerte la rivalidad entre los que adoptan esas selecciones y cuando hay partidos nadie va a la escuela, ni a trabajar”, recuerda. Es más, dice, cuando gana alguna de las dos selecciones, los respectivos hinchas “festejan más que acá o que en Brasil. Hasta se arman peleas por la rivalidad.”
“Me encanta cómo es todo acá, la gente, los festejos”, reconoce el joven de 24 años. Y no para de halagar a Buenos Aires, a pesar de haber sufrido en su estadía dos robos y un intercambio de manos pocos amistoso cuando fue al Obelisco a festejar un triunfo argentino y un criollo intentó robarle la cámara de fotos.
“Pero el más argentino de todos es Sam”, dice Diego Miranda, coordinador del grupo de español. Sam, de 20 años, es de Yemen, un país de Medio Oriente. “Soy de San Lorenzo. Nuestra selección nunca clasificó para un Mundial, por eso me hice de Argentina; es posible que gane la Copa”, calcula.
Informe: Luciano Zampa.
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