Jueves, 28 de diciembre de 2006 | Hoy
Horacio García Belsunce, Irene y John Hurtig y Guillermo Bártoli rechazaron realizarse la extracción. La mujer de Pachelo pidió prórroga. Los fiscales y Carrascosa visitaron el Carmel.
Por Horacio Cecchi
Para no olvidar que se trata del thriller real más paradójico de los últimos años, el caso Belsunce, de los nueve citados para que les realizaran una extracción de sangre y determinar así su ADN, apenas cuatro aceptaron realizar el trámite. La estrategia no es novedosa: al grito de “esta sangre es mía”, el inacabable expediente está plagado de negativas, pedidos de nulidad y reclamos de inconstitucionalidad para evitar el pinchazo. Ayer, tres vecinos del círculo íntimo del viudo Carlos Carrascosa, Sergio Binello, Nora “Pichi” Burguess de Taylor –ambos procesados por encubrimiento– y la mujer del primero, Viviana Binello; y el ex guardia del Carmel, Norberto Glennon, se presentaron para que les realizaran la extracción en la Asesoría Pericial de La Plata. Lejos de allí, la siniestra casona del Carmel fue visitada por los fiscales John Broyad, Diego Grau y Jorge Apolo. No faltó a esa cita el viudo acusado de homicidio.
La cita por el ADN se cumplió menos que a medias. Además del matrimonio Binello, Pichi Burguess y el guardia Glennon, que cumplieron con el pedido, habían sido convocados el hermano de María Marta, Horacito García Belsunce; su media hermana Irene Hurtig, junto a su marido Guillermo Bártoli; John, hermano de Irene; y, por el otro lado, Inés Dávalos, esposa de Nicolás Pachelo. En este último caso, la mujer pidió prórroga porque su abogado estaba ausente. Dávalos viene a ser para los Belsunce la “dama de rosa” que fisgoneaba en pleno velorio, según denunciaran con identikit incluido los familiares de María Marta después de que estallara el escándalo de los cinco pitutos en el cráneo de la difunta socióloga.
En el caso de García Belsunce (h), Irene y John Hurtig, y Guillermo Bártoli, la ausencia fue anunciada con trompetas al son de las nulidades. “No hay contexto jurídico para pedir esta extracción. La medida es descolgada –dijo el abogado Novak a la agencia Télam–. La causa por homicidio ya fue elevada a juicio, por lo que en esa causa no se puede solicitar la extracción; y en la del encubrimiento tampoco, porque el propio ministerio público fiscal consideró clausurada la instrucción.”
Los fiscales Broyad y Grau estuvieron presentes en la Asesoría Pericial. En el equipo de investigadores van y vienen las olas de la sospecha. Según aseguró uno de los cuatro fiscales del caso a la misma agencia, “da la sensación de que los cuatro que se presentaron hoy y entregaron su sangre no tienen nada que ocultar; en cambio, no podemos decir lo mismo del resto”. La intención de los nuevos fiscales era comparar el ADN obtenido tras las extracciones, con el perteneciente a dos hombres y una mujer (además del de la víctima) obtenidos en la escena del crimen pese a los esfuerzos por lavar las manchas de sangre de las paredes por parte de la desalmada pero limpita banda de supuestos asaltantes.
El relato de la nulidad se quebró curiosamente en una parte de los hasta entonces cerrado grupo de amistades. Mientras que Novak sostenía el argumento del descuelgue, Juan Pablo Vigliero, defensor de Pichi Burguess, sostuvo que “las garantías se han dado ahora para que esta pericia se pudiera hacer y estamos ansiosos por que se sepa la verdad”.
Después, el viudo célebre y único acusado del homicidio, Carlos Carrascosa, y los tres fiscales, Broyad, Grau y Apolo, recorrieron las instalaciones del siniestro chalet del Carmel de Pilar, incluyendo el baño donde, el 27 de octubre de 2002, María Marta recibió cinco pitutos a quemarropa y el sexto se perdió en un descuido escatológico.
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