Domingo, 13 de julio de 2008 | Hoy
Por Carlos Rodríguez
A pesar del momento que vive, Daniel Agustín Cabrera asegura que sigue viendo “una vida buena” en el futuro, lo que incluye casarse “de blanco” con Liliana, su actual pareja, y estar al lado de sus cuatro hijos, sobre todo de Marquitos, el menor. Afirma que las cárceles “se alimentan de seres humanos” y que “la muerte de un malviviente tiene un efecto ‘terapéutico’ para los bienvivientes”.
–Si vuelve a la cárcel va a perder todos los beneficios.
–Las cárceles se alimentan de seres humanos. Muchos pobres terminan en las cárceles. Mucha gente sufre. El preso y su familia, para cubrir a veces tantas mentiras del poder, de la corrupción judicial o policial.
Me han robado casi toda mi vida o me la he robado yo. A veces no lo entiendo. Mi cara es visible y si en algún momento llegara a cometer algún delito, las personas me identificarían. Claro que también hay personas que están dispuestas a declarar, a ser testigos porque están preparados y están pagados para hacerlo. Muchos quieren salir en la foto diciendo que fueron los que detuvieron a Daniel Agustín Cabrera.
–¿Se refiere a la policía?
–A todos los organismos. Puede ser un fiscal, un juez, un policía, un gendarme. Y si tienen la posibilidad de “aclarar” algún hecho, también lo van a hacer. Y si es posible, van a decir que estuve en un enfrentamiento, aunque no haya existido, porque jamás ando con armas encima. Cualquiera puede estar dispuesto a presentar la mesa servida. La muerte de un malviviente tiene un efecto terapéutico sobre los bienvivientes. Parece que los cura y todos aceptan lo que dice la policía. Eso, aunque se ha demostrado en cientos de casos que todo fue inventado. Casos de gatillo fácil, de “errores” donde siempre resulta muerto alguien.
–¿Cómo ve su futuro?
–Mi futuro es muy difícil, pero siempre les hice frente a la vida y a los desafíos. Igual sigo teniendo una sonrisa en los labios y sigo viendo una vida buena. Poder casarme con la mujer que amo. La veo vestida de blanco. Poder estar con mis hijos, acompañarlos. Estar con Marcos, con Jorge, con Sol, con Cristian, poder esperar algún nieto, poder recibirme de abogado. Es poco lo que puedo aspirar. Eso más allá de que me busquen o no me busquen, de que me agarren o no me agarren. Yo voy a tratar de estar lejos de todos y cerca de los míos. Pienso reunirme con mis abogados y que sigan pidiendo mi excarcelación. Si se me da, voy a poder retornar a mi casa, volver a estar con mi hijo.
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