Domingo, 13 de abril de 2008 | Hoy
21:16 › CON ESCASA PARTICIPACIóN
La primera jornada de las elecciones parlamentarias italianas, donde los principales candidatos a primer ministro son el ex premier Silvio Berlusoni y el alcalde de Roma, Walter Veltoni, culminó hoy con una participación de menor a la de los últimos comicios, según datos oficiales.
Hasta el cierre de las mesas hoy - a las 22, hora local- habían votado alrededor del 63 por ciento de los electores habilitados, informó el Ministerio del Interior, en Roma, una participación de unos cuatro puntos porcentuales menor a la de las parlamentarias de 2006.
El favorito, Berlusconi, a quien los últimos sondeos permitidos daban como ganador, llegó muy temprano, solo y sonriente a emitir el sufragio al colegio electoral que le correspondía en la ciudad de Milán.
Su principal contrincante, Veltroni, en tanto, votó en Roma, acompañado de su mujer, Flavia, y de sus hijas Martina y Vittoria, que aún no puede votar al faltarle unos meses para cumplir 18 años.
Debido al alto número de indecisos registrados en los sondeos previos -que rondaba el 30 por ciento-, los analistas ya habían predicho una participación menor a la del 2006, cuando cerca del 84 por ciento de los convocados a las urnas ejerció su derecho ciudadano, en una de las elecciones más ajustadas en la historia italiana.
Los más de 61 mil locales electorales cerraron a las 22 (17 de la Argentina) para abrir nuevamente mañana lunes desde las 7 hasta las 15 (10 de la Argentina), momento en que se espera que se publiquen los primeros datos a "boca de urna" y se ofrezcan los primeros datos oficiales sobre los resultados.
Estos comicios se extenderán por dos días para evitar largas colas y caos en los colegios electorales, como ocurrió en los últimos comicios en 2006.
Junto con las parlamentarias se celebran también elecciones municipales en 423 ciudades del país, entre ellas Roma, Brescia, Pescara y Pisa, así como en nueve provincias, en Venecia y en Sicilia.
Los electores deberán elegir entre un total de 19 listas de legisladores nacionales que postulan a once candidatos para el cargo de primer ministro, además de presidentes en dos regiones, gobernadores y legislaturas de 8 provincias, y autoridades comunales en varias ciudades.
Según las leyes electorales italianas, aprobadas en 2005, la fuerza que logre la mayoría absoluta en el Senado de 315 miembros podrá ocupar el cargo de jefe de Gobierno. En caso de no lograr la mayoría propia, podrá apelar a alianzas.
Los partidos con mayores posibilidades son Pueblo de la Libertad (PDL), que postula para el cargo al dos veces primer ministro y líder conservador, Silvio Berlusconi, y el centroizquierdista Partido Democrático (PD), que impulsa la candidatura del actual alcalde de Roma, Walter Beltroni.
También algo más de dos millones de italianos residentes en el extranjero participaron en estos comicios a través del voto por correo, en un sistema implementado en 2006 que otorga 18 legisladores a ese colectivo, 6 senadores y 12 diputados.
El gobierno de Prodi cayó en enero pasado, tras una serie de desacuerdos en el seno de la coalición gobernante, conformada por nueve partidos, particularmente con las pequeñas fuerzas de extrema izquierda que desembocaron en la pérdida de la mayoría relativa en el Parlamento.
Además, a esto se sumó la negativa de la oposición de derecha de conformar un gobierno de transición que permitiera una reforma a las leyes electorales y así conformar gobiernos más sólidos que no dependan de alianzas electorales y desfavorezca la atomización de las fuerzas partidarias.
Si bien en general los comicios se realizaron con normalidad, en Sorrento (Nápoles) un hombre protestó contra el sistema político de su país y tras recibir las boletas de su distrito electoral, comenzó a romperlas en pequeños pedazos y a comérselas.
El empresario Ciro D'Esposito, quien prefirió comerse las boletas con tal de no votar a nadie, fue detenido en su misma mesa electoral, tras un breve forcejeo con la policía. "Todos dan asco, no me siento representado por ninguno", dijo al llegar hoy a la mesa electoral en que debía votar D'Esposito, un empresario de Anacapri, en la isla de Capri, donde produce "limoncello".
En Italia, destruir la boleta electoral se considera un delito que prevé una condena de hasta un año y seis meses de cárcel.
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