"Todo parece indicar" que Betancourt "tiene un problema gastrointestinal crónico y también signos de desnutrición", señaló el funcionario, que admitió que la rehén puede sufrir "un posible paludismo y, por supuesto, estrés y depresión". En las últimas semanas, diversas fuentes sostuvieron que Betancourt padece hepatitis B y leishmaniasis, y que por eso fue atendida en un dispensario de San José del Guaviare. Incluso, su hijo Lorenzo Delloye llegó a asegurar que la rehén precisaba con urgencia una transfusión de sangre y que, de no recibirla, peligraba su vida.

La alarma por el estado de salud de Betancourt fue alimentada por declaraciones de ex rehenes liberados en febrero, particularmente del ex diputado Orlando Beltrán. Por esa razón, el gobierno de Francia envió a comienzos de este mes a Colombia un avión militar con equipamiento médico, por si hubiera sido necesario evacuar rápidamente a la rehén, pero la nave volvió a su lugar de origen tras el rechazo explícito de las FARC a esa misión.

Hace una semana la madre de Betancourt, Yolanda Pulecio, negó que su hija sufriera hepatitis y leishmaniasis, y dijo en cambio, que padece amibiasis, una enfermedad infecciosa típica de las zonas tropicales que produce fiebre y ulceraciones de la mucosa del intestino, el hígado, los pulmones y el cerebro. Poco después, el canciller francés, Bernard Kouchner, declaró que Betancourt "está mejor de lo que dicen".