Martes, 15 de abril de 2008 | Hoy
18:43 › CRISTINA INAUGURó UN HOSPITAL EN TUCUMáN
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner defendió hoy la redistribución de la riqueza, y dijo que los gobiernos que luchan por ese esquema no deben ser vistos como "enemigos" sino como "aliados", en una elíptica referencia al conflicto con el campo por la suba a las retenciones de exportaciones de granos.
"La redistribución del ingreso es la lucha para que los que más tienen entiendan de una buena vez por todas que es necesario que quienes más han sido favorecidos, quienes más ganan, quienes más tienen, tiendan la mano solidaria hacia el pueblo, que reclama trabajo, salud, viviendas y educación", exclamó con la voz casi quebrada.
La mandataria habló durante el acto de inauguración de un hospital en la localidad tucumana de Aguilares, que demandó una inversión de 10 millones de pesos, de los cuales, 8 millones fueron aportados por la provincia, y el resto por la Nación.
La jefa de Estado señaló que "algunos creen que la redistribución del ingreso es solamente una batalla económica de intereses" pero "es además una profunda batalla cultural que tenemos que dar los argentinos".
Al respecto, sostuvo que en las grandes sociedades desarrolladas hay una comprensión cultural "de cómo deben mejorar la calidad de vida del pueblo, porque de esta manera mejoran la calidad de riqueza de la nación, que es la riqueza de todos".
"Es necesario que demos esa gran batalla cultural, de hacerles comprender a los que más tienen que no deben ver a los gobiernos que luchan por la distribución del ingreso, la justicia y la dignidad, como enemigos. Al contrario, son los mejores aliados porque dan sustentabilidad social y cultural a un país", destacó.
La presidenta afirmó que riqueza "tiene que llegar a todos los rincones de la patria" para "hacer un territorio más equitativo y justo" y, una vez más, se comprometió a "honrar el voto y la confianza de todos los argentinos, de los que me votaron y también los que no lo hicieron".
En este sentido, consideró que "estoy en un punto de inflexión de la historia argentina" a dos años del Bicentenario y aseguró que "estamos ante la más inmensa oportunidad" en los últimos 200 años.
La mandataria remarcó que el hospital de Aguilares es el primero en 50 años que se construye en el interior de Tucumán, y resaltó la transformación que se produjo en el área de salud en la provincia que en el 2002 era vista "como la capital de la vergüenza y la indignidad de la Nación", al recordar la cantidad de chicos desnutridos que se morían y que "tantas veces habían sido mostrados casi obscenamente por las cámaras de televisión".
La mandataria subrayó la tarea de la gobernación provincial que logró bajar la tasa de mortalidad infantil y que también las embarazadas se sometan a controles para evitar la muerte de miles de niños.
"Siento que estamos cambiando la Argentina como nunca lo habíamos hecho", sostuvo, y consideró que "este hospital tiene el símbolo del compromiso que todos debemos poner para mejorar la calidad de vida de los nuestros, y sabemos que en esta batalla por la dignidad, de más salud, más trabajo, más vivienda, nos van a poner obstáculos, porque los hospitales, las viviendas, las calles, y las cloacas no se hacen con discursos, se hacen con recursos, con dinero", advirtió.
Previamente, el gobernador tucumano, José Alperovich, indicó Tucumán registraba en el 2002 una tasa de mortalidad infantil de 25 por mil y en el 2007 se logró bajar a 12,8 por mil, lo que significa "que hemos salvado la vida de 1.200 niños", y enfatizó que hace cuatro años y medio que en la provincia no se habla más del robo de bebés en los hospitales públicos.
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