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"El Potro", como era llamado Romero Victorica en el ámbito de Tribunales, fue denunciado por la nieta recuperada Victoria Montenegro, quien dijo que el fiscal le anticipaba a su apropiador, el coronel de Inteligencia del Ejército Herman Tetzlaff, información sobre su situación judicial y hasta le puso abogados. La joven incluso sostuvo que sabía que Tetzlaff había sido quien mató a sus padres en un operativo durante la última dictadura.

Por ese hecho, Righi inició una causa interna para analizar si Romero Victorica incurrió en mal desempeño y lo envió a juicio político, tras lo cual el fiscal presentó a mediados de agosto su renuncia. Righi explicó en la aceptación de la dimisión que tanto este hecho como el juicio político, en caso de que fuera encontrado culpable, tienen el mismo efecto que es el alejamiento del cargo del acusado.

Además, el jefe de los fiscales también aclaró que la renuncia no obsta que Romero Victoria quede sujeto "a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales ordinarios". De hecho, el ahora ex fiscal tiene una causa abierta en el juzgado federal de Norberto Oyarbide en la que se investiga el robo de bebés durante la dictadura en la que también están imputados el juez de la Cámara de Casación, Gustavo Mitchell, y el juez del Tribunal Oral Federal, José Martínez Sobrino, por presuntas irregularidades en la adopción de una menor hija de desaparecidos.

Romero Victorica tomó trascendencia pública por el crimen de María Marta García Belsunce ya que es amigo de la familia y estuvo el día de su muerte en el country El Carmel. Inclusive, declaró en el juicio contra los familiares de María Marta por encubrimiento y dijo que desde un principio sospechó que se trató de un crimen, hipótesis que le molestó a la familia.

El caso que dejó afuera de la Justicia a Romero Victoria es de Victoria Montenegro, quien recuperó su identidad y supo que es hija biológica de Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro, dos militantes de la guerrilla del ERP que murieron en 1977, y denunció que Telzlaf le confesó que había matado a sus padres y que le mostró el arma con la que cometió los crímenes.

"Juan Martín Romero Victorica era amigo de mi apropiador. Era uno de sus contactos en Comodoro Py (2002, sede de tribunales federales), y le facilitaba información. Hablé con él la primera vez que detuvieron a Herman y le puso abogados. Después Herman lo iba a ver a Comodoro Py", contó tiempo atrás la joven.

La joven contó que el día que detuvieron a su padre, Romero Victorica la llamó por teléfono y le ordenó "no llores más", porque así no le servía a su papá. En su momento, al ser consultado sobre estas denuncias, el fiscal aseguró que al apropiador no lo conocía en detalle y que la joven lo había ido a ver porque era fiscal.