El mejor futbolista brasileño de todos los tiempos, de 73 años, recordó las masivas protestas que sacudieron al país en junio de 2013, durante la Copa Confederaciones, en contra de los millonarios gastos del gobierno en aquel torneo y en demanda de mejoras en salud, educación, viviendas y transporte, que se podrían repetir mientras se dispute el Mundial.

Pelé, embajador de Brasil 2014 por disposición de la presidenta Dilma Rousseff, admitió haber quedado preocupado por la magnitud de las protestas del año pasado, en el marco de las cuales millones de personas tomaron las calles a lo largo y ancho del país. En su opinión, la conquista del título por parte de la selección brasileña hizo que la euforia popular "se sosegara un poco". "Por suerte dios es brasileño y Brasil fue campeón", agregó.

"Vamos a dejar pasar estas fiestas (el Mundial) y (después) vamos a exigir. (...) Creo que el fútbol no tiene nada que ver con la corrupción de los políticos. El fútbol siempre enalteció a Brasil. Los jugadores siempre trajeron una promoción muy grande de Brasil".

Pelé lamentó que ahora que hay "tres eventos maravillosos", durante las cuales el país "puede llenarse de turistas y recibir todos los beneficios de esos turistas", sea "el propio brasileño el que arruine una fiesta de esas". El año pasado, Pelé había realizado declaraciones similares sobre las protestas, lo que le valió duras críticas por parte de la opinión pública. "Cuando dije esto el año pasado mucha gente no entendió", evaluó al respecto.