Jueves, 31 de agosto de 2006 | Hoy
Quería compartir públicamente una preocupación que desde hace algún tiempo viene aquejándome. Esta se originó la primera vez que vi pasar el llamado “tren de los cartoneros” del ramal Retiro-Tigre del ferrocarril Mitre. Se conoce con este nombre la formación destinada al transporte de las personas que se dedican a recolectar principalmente papeles y cartones, quienes viajan junto con los carros que utilizan a esos fines. Para quienes no lo saben, este tren, que para sólo en unas pocas estaciones a lo largo de su recorrido, tiene varias cualidades que lo distinguen del resto de las formaciones que hacen el mismo recorrido (es decir, aquellas en las que viajan los demás pasajeros). Como primer dato –dato menor, anecdótico si se quiere– señalaré que es el único tren de ese ramal que no posee aire acondicionado ni asientos (esto último supuestamente es para ampliar la capacidad de los vagones), ya que se trata de una formación vieja y semidestartalada. Creo, sin dudas, que hay en ello una gran muestra de discriminación.
Sin embargo, más allá de estos detalles que hacen al “confort”, hay una situación preocupante y peligrosa que hace que necesariamente vaya a ocurrir en algún momento una tragedia: todas las ventanas están cubiertas con rejas. Si sumamos a esto que las puertas son automáticas (sólo abren cuando el tren se detiene en una estación), que los vagones en los que viaja la gente están repletos de papeles y cartones y que no hay matafuegos, podemos vislumbrar que tarde o temprano necesariamente va a ocurrir algo terrible. Estimo que tanto los titulares de la empresa privada (TBA) como el organismo público que tiene a su cargo regular y controlar la actividad (CNRT) están, milagrosamente, a tiempo de evitar una catástrofe.
Debo decir, con dolor, que esta situación de maltrato que padecen los cartoneros no me sorprende en absoluto, como así tampoco la indiferencia general demostrada ante la situación descripta. Sospecho, también, que esta especie de “cárcel sobre rieles” creada bajo el pretexto de otorgarle un medio de transporte adecuado a este sector social busca en realidad separarlo de la “gente común”, que es la que viaja en los demás vagones. Tampoco creo que el hecho de que no pare en estaciones intermedias no tiene como fin el facilitarles que lleguen más rápidamente a destino, sino más bien que eviten bajar en ciertos barrios, todos ellos de un alto nivel adquisitivo (Belgrano, Vicente López, Olivos, La Lucila, Martínez, Acassuso, San Isidro...)
Ojalá alguien con poder para tomar decisiones piense dos segundos en la situación mencionada, aunque sea por temor a poder llegar a quedar involucrado legalmente ante un posible siniestro, y tome las medidas que correspondan. De lo contrario, casi seguramente estaremos todos lamentándonos dentro de un tiempo por una tragedia que pudo haberse evitado.
Nicolás Rodríguez Lemoine Abogado
DNI 27.287.310
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.