Jueves, 31 de agosto de 2006 | Hoy
A pesar de la profunda división que compromete el futuro político en México, en vez de buscar un consenso, los partidos de derecha, el PAN y el PRI, se aliaron para desplazar a los diputados de López Obrador de todos los cargos directivos en el Congreso.
Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, D. F.
Pese a los vanos intentos de negociar a última hora del martes una composición plural de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, el oficialista Partido Acción Nacional y el otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional se apropiaron de los órganos de gobierno de la LX Legislatura, la cual quedó legalmente instalada anteayer. Los diputados de la coalición Por el Bien de Todos (integrada por el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y Convergencia por la Democracia, que postularon a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República) fueron desplazados de todos los cargos directivos, por lo que advirtieron de la ingobernabilidad en que esta decisión sumirá los trabajos legislativos que deberán iniciar el próximo 1º de septiembre con el sexto y último informe de gobierno del presidente Vicente Fox.
El diputado oficialista Jorge Zermeño fue electo presidente de la mesa directiva por 335 votos a favor y 161 en contra, es decir, apenas dos votos más de los indispensables para alcanzar las dos terceras partes de los legisladores presentes en la sesión constitutiva. PAN y PRI no reunían por sí solos la fuerza necesaria para imponer una mesa directiva cómoda, por lo que sumaron a los legisladores de Nueva Alianza y Verde Ecologista a cambio de posiciones menores.
Zermeño será responsable de responder al último informe de Fox, precisamente el 1º de septiembre, y de colocar la banda presidencial al primer mandatario que designe el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el 1º de diciembre. Pese a los reiterados llamados para desmilitarizar la sede del Congreso de la Unión, Zermeño anunció, de entrada, que se encargará de mantener el recinto legislativo bajo el control del ejército y de la Policía Federal Preventiva, que tomaron el recinto desde hace un par de semanas.
Cerca de las 4 de la tarde se vislumbró la posibilidad de un acuerdo político entre las principales fuerzas políticas en el Congreso (PAN, PRD y PRI), pues se dio un inusual debate sobre la composición de los órganos de gobierno de la Cámara de Diputados. Al final, se impuso la “estrategia autoritaria, excluyente y profundamente conservadora” del PAN y del PRI, en un intento por “aplastar” a la oposición, según acusaron legisladores del PRD durante el debate.
Acuerdos legislativos aún vigentes y la propia práctica parlamentaria habían hecho que, en las últimas legislaturas, la primera fuerza presidiera la Junta de Coordinación Política, mientras que la segunda fuerza encabezaba la mesa directiva. De haberse cumplido con esos acuerdos, le habría correspondido al PRD responder al informe presidencial y hacerse cargo de la ceremonia de transmisión de poderes.
Diputados del PRD advirtieron al PAN desde la tribuna: “Ustedes violentan los acuerdos y quieren imponer una mayoría que el pueblo no les dio. ¿Esperan sumisión? No, aténganse a las consecuencias, no vamos a aceptar imposiciones. La izquierda de este Parlamento será radical, porque las instituciones ya se han agotado”.
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