CIENCIA › DIáLOGO CON MARIO MELITA, FíSICO Y DOCTOR EN ASTRONOMíA

Asteroides troyanos que no son de Troya

El jinete hipotético entra con su inexistente caballo en el café La Orquídea para encontrarse con Mario Melita, quien le hablará del Sistema Solar y de los particulares asteroides llamados troyanos.

 Por Leonardo Moledo

–Usted es planetólogo.

–Sí, me dedico a la ciencia planetaria. Soy licenciado en física y doctor en astronomía. Investigador del Conicet.

–Bueno, lo que yo quiero que me cuente, como si estuviéramos en un café, es a qué se dedica, qué hace, en qué consiste su investigación.

–Estamos en un café.

–Cierto. Bueno, con más razón...

–Mi doctorado tiene que ver con la formación del Sistema Solar y dinámica orbital: evolución de los planetas en el ambiente en el que se formaron. Después me fui dedicando a cuerpos menores. Nosotros –el grupo en el que trabajo– estudiamos el tema del cinturón de Kuiper, el anillo de cometas trasneptuniano las modificaciones que produciría en la distribución de órbitas la existencia de un planeta. Y últimamente me estoy dedicando más a estudiar propiedades físicas y orbitales de los asteroides. Lo último que hice fue un estudio de posibles relaciones entre distribución de tamaños y colores superficiales de los asteroides troyanos.

–Los asteroides troyanos...

–Se ubican en los puntos de equilibrio de la órbita de Júpiter. Hay dos puntos de equilibrio a 60 grados adelante y atrás del planeta (eso significa que si uno pone un cuerpo, se queda ahí). Además, en Júpiter comienza la “línea de nieve”, porque ahí comienza a condensar el agua, así que ahí empieza la zona donde se forma el material para los planetas exteriores. El origen de estos asteroides no está del todo claro: hay una teoría que dice que este material proviene del Sistema Solar exterior, pero hay teorías que dicen que se forma de material de alrededor de Júpiter... Nosotros estamos tratando de dilucidar eso. La distribución de troyanos tiene un quiebre...

–¿Son grandes, chicos, medianos...?

–Los que nosotros detectamos van desde los 13 kilómetros hasta los 200 kilómetros. Hay una cosa curiosa acerca de los troyanos y es que los más grandes tienen una forma mucho más elongada que los del cinturón principal. Eso no se entiende bien por qué es. Ahora también estamos estudiando los períodos de rotación.

–Cuénteme de qué están hechos.

–Se piensa que deberían ser de hielo por la zona en la que están. Pero la superficie de estos objetos, que está bastante bien estudiada, no coincide con esta presunción. No tienen ninguna característica que se pueda asociar con agua. Hay algunos que los asocian con polvo. Son más parecidos a cometas muy evolucionados que a cosas de agua. No se sabe si es porque tuvieron mucha actividad y el agua quedó completamente recubierta por una capa de polvo o qué. La composición es todavía un rompecabezas.

–¿Y los asteroides en general de qué son?

–Hay dos tipos en líneas generales: los carbonáceos y los rocosos. Los troyanos se parecen a los del cinturón exterior, pero tienen espectro más rojo.

–¿Y usted qué cree que son?

–Yo empecé el estudio pensando que eran cometas muy evolucionados, que habían sufrido mucha sublimación y habían dejado polvo en la superficie. Pero también se sabe que los cometas tienen muchas cadenas de carbono, cosa que no se ha encontrado en los troyanos. La verdad es que yo tampoco estoy muy convencido de nada. Es una cuestión que está avanzando.

–Es bueno ver una investigación llena de dudas. ¿Y de dónde salen, de dónde vinieron?

–Eso es lo que estamos averiguando. Lo que yo quiero distinguir con este estudio es cuáles son los candidatos a ser los más primordiales. Eso debería dar una idea del origen. La teoría en boga dice que los planetas exteriores se formaron mucho más juntos y rodeados de material que no se incorporó a ellos. A medida que los planetas se van separando, sus órbitas se expanden.

–¿Todos los planetas exteriores tienen troyanos alrededor?

–No, sólo Neptuno y Júpiter.

–Lo que no me contó es por qué se llaman troyanos.

–Bueno usted no me lo preguntó. Creo que al primero le pusieron Héctor, al segundo Aquiles. Es algo así.

–Usted me habló de los puntos de equilibrio.

–Sí. Si usted pone una partícula orbitando a 60 grados del planeta (ya sea para adelante o para atrás), esa partícula se queda allí. Lagrange lo que hizo fue demostrar que allí, en esos puntos, había estabilidad.

–¿Y el Sistema Solar es estable?

–Las órbitas de los planetas exteriores, sí. La de los planetas interiores no, son caóticas. No es que se vayan a ir a cualquier lado, pero el movimiento es caótico.

–No resulta muy tranquilizador.

–No es para preocuparse. Macroscópicamente, no puede pasar nada. Las órbitas naturalmente se apartan una de las otras, pero no en distancia. El teorema de Poisson dice que las distancias medias se mantienen constantes en el tiempo.

–Pero entonces por qué se dice... ¿Qué significa comportamiento caótico?

–Que es muy sensible a las condiciones iniciales.

–Porque si es caótico, diverge...

–Pero no diverge la distancia media, que se mantiene constante, ya le dije. No se asuste.

–En ese sentido se puede estar tranquilo.

–Sí.

–La órbita de la luna se va alejando.

–Pero eso es por las mareas.

–Bueno, dígame más cosas sobre los troyanos.

–Lo que estamos haciendo ahora es estudiar períodos y elongaciones de los cuerpos, midiendo el brillo de estos asteroides en el tiempo. La motivación principal es que estos datos se conocen para menos de 20 troyanos. Las motivaciones adicionales son, por ejemplo, ver por qué los más grandes son más elongados y los más pequeños más esféricos.

–¿Qué significaría eso?

–Que probablemente la esfericidad es producto de colisiones. Por qué son tan elongados los más grandes no está claro. Los asteroides, en general, no son cuerpos monolíticos, sino agregados gravitacionales y tienen un comportamiento parecido a un fluido. Si uno pone arena en el espacio y la deja autogravitar, sumado a piedras y rocas, eso es un asteroide. Si eso uno lo pone a rotar, adquiere una forma de equilibrio dada por un elipsoide. Estos son tan elongados que no da para que sean elipsoides. Se especula que son dos que están pegados. Otra cosa interesante es que se han descubierto dos troyanos binarios (uno orbitando alrededor del otro). La importancia de esto es que estos objetos binarios, en los planetesimales originales, podrían ser más abundantes de lo que se pensaba.

–Y la gravedad es muy baja, ¿no?

–Sí, y por eso el período de rotación está limitado. No puede girar a cualquier velocidad. Pero nosotros estamos encontrando que hay unos cuantos que están girando muy rápido (los más pequeños), lo cual significaría que no son agregados gravitacionales... Dos horas más o menos. Para ciertos asteroides eso es típico, pero éstos son grandes. Pero este período es para los más esféricos, no para los binarios. Esto todavía está a nivel de especulación.

–¿Algo más que me quiera contar?

–Estamos trabajando en planetas extrasolares. Se han descubierto alrededor de 300 ya, y son muy grandes (porque son los más primitivos). Se detectan por tránsito (una disminución en el brillo de la estrella por el eclipse que produce el planeta). Si tiene un período constante, el intervalo entre tránsito y tránsito es constante. El grupo en el que trabajo descubrió que esto no pasa, es decir, que el tránsito no es constante. Lo cual podría significar que hay otro planeta dando vueltas por ahí. Lo que tratamos de hacer es detectar otros planetas a partir de éstos ya detectados. Eso requiere de conocimiento bastante detallado de mecánica celeste.

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“Mi trabajo tiene que ver con la formación del Sistema Solar y dinámica orbital.”
Imagen: Arnaldo Pampillón
 
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