Martes, 29 de julio de 2008 | Hoy
DEPORTES › “ESTAMOS BASTANTE LEJOS DE UNA MEDALLA” ACEPTó GINóBILI
La Selección Argentina precisa mejorar aceleradamente la defensa y el juego de pases en los diez días que restan hasta el inicio de la competencia olímpica si pretende defender con hidalguía el oro de Atenas.
“Estamos lejos de una medalla.” En el día de su cumpleaños y a menos de 24 horas de debutar en el torneo Diamond Ball ante Irán –previsto para hoy a las 5–, Emanuel Ginóbili envió un sincero mensaje sobre la actualidad de los campeones olímpicos. Pese a la jerarquía del plantel, la gira por Europa dejó en claro que el conjunto de Sergio Hernández necesita dar un salto de calidad en los diez días que quedan para poder aspirar a un lugar en el podio de Beijing.
“Quiero que mejoremos. Estamos bastante lejos de una medalla olímpica”, comentó Ginóbili en declaraciones para TyC Sports en el día de su cumpleaños 31. El bahiense sabe que las producciones en los últimos amistosos son preocupantes, con dos derrotas ante España, una de ellas por 25 puntos, y una caída por 19 ante Lituania, aunque también es consciente de que todavía hay margen para recuperar el mejor rendimiento. “Tenemos tiempo, creo que podemos llegar a alcanzar nuestro mejor nivel”, se esperanzó Ginóbili, que está jugando quince minutos por su lesión en su tobillo, aunque en los Juegos seguramente promediará más de 30.
Uno de los aspectos que el equipo argentino perdió en relación con etapas anteriores es la naturalidad para defender. En los amistosos mostró muchos momentos de desconcentración, que se tradujeron en puntos fáciles para sus rivales. Por eso, en los dos partidos ante los españoles y en el juego ante los lituanos perdió al menos un cuarto por más de 15 puntos. Si hay algo que Argentina no puede negociar es su contracción en defensa, la única manera de disimular la cantidad de kilos y de centímetros de ventaja que otorga ante la mayoría de los rivales. Por momentos, cuando se mantuvo en partido, pudo defender como debe. Si lo consigue extender a todo el partido, las chances crecerán de manera notable. Si no lo logra, el podio es una quimera.
Para esa situación hay dos atenuantes. Uno es la ausencia de Juan Ignacio Sánchez, el líder defensivo en la primera línea, encargado de ahogar el armado rival. El otro es la poca presencia en cancha de Fabricio Oberto, que recién se está recuperando de una lesión. La falta del histórico capitán ya es algo con lo que el equipo deberá convivir porque no tiene una solución a la vista. Respecto de Oberto, su aporte puede resultar vital, como lo demostró en los minutos que estuvo en cancha, para fortalecer el rebote en el propio tablero, uno de los grandes déficit en los tres amistosos.
La otra marca distintiva que por el momento parece perdida es el juego de pases. El campeón olímpico se caracterizó por la constante búsqueda del pase extra, que desgasta a la defensa rival y que permite tomar tiros cómodos. Como no lució internalizado, durante la preparación se vieron dos problemas asociados a esa búsqueda. Uno tiene que ver con abusar de los pases perimetrales, sin profundizar el juego, que lleva a consumir segundos de posesión, pero no a generar circunstancias propicias de ataque. Y la otra tiene que ver con cierta falta de confianza, que lleva a varios jugadores dejar pasar la chance de lanzar sin siquiera mirar el aro.
Tal vez Oberto sea el caso paradigmático en ese aspecto. Como en San Antonio no es necesario que anote puntos, directamente pasa la bola sin profundizar, algo que en la Selección no puede ocurrirle. Para tener chances, el cordobés tiene que ser una vía de gol confiable, para que Luis Scola tenga menos atención de las defensas y pueda imponer sus condiciones en la zona pintada.
Para colmo, durante muy poco tiempo Hernández pudo disponer del equipo que pretende. Por las lesiones y los diferentes momentos físicos de sus dirigidos, el técnico no ha utilizado todo el potencial de su plantel. Y en un nivel de exigencia tan alto, son lujos que Argentina no puede darse. El reemplazante de Pablo Prigioni es un problema, por ahora, sin solución. Antonio Porta, el suplente natural, sigue lejos de su mejor condición física. Y Delfino y Ginóbili, las otras alternativas, tampoco han tenido demasiado tiempo en la función. Por eso, ya instalados en China, en la recta final de la preparación, el campeón olímpico tiene que dar ese salto de calidad con el que sueña Ginóbili. Para no quedar lejos de la tan ansiada medalla.
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