Viernes, 3 de septiembre de 2010 | Hoy
DEPORTES › QUE MOSTRO HASTA AQUI EL SELECCIONADO ARGENTINO
Si logra potenciar sus virtudes, alimentará sus chances de seguir a semifinales. Pero algunos problemas repetidos a lo largo de estos cinco partidos podrían resultar decisivos en las instancias de definición.
Por Ariel Greco
Se acabó la fase inicial, las especulaciones sobre un posible cruce, los diferentes tiempos de descanso y los rivales sencillos. Ahora llegó el turno de los play-offs, el verdadero Mundial para los candidatos. Con ese panorama, la Selección Argentina cuenta varios argumentos como para ilusionarse con un buen papel, con el morbo que significa el cruce clásico ante Brasil y el plus que significa Rubén Magnano en el banco de enfrente. El segundo lugar en el grupo le dio al equipo de Hernández tres días más de descanso, necesarios para un plantel en el que sus tres pilares –Scola, Delfino, Prigioni– acumulan casi 35 minutos por noche. Y, sobre todo, le entregó tiempo a Fabricio Oberto para recuperar los cinco kilos que perdió por el virus que lo aquejó. Desde ese punto de vista, no es tan mala la caída ante Serbia.
En cuanto al juego, Argentina dejó en claro varios aspectos positivos:
- Su rendimiento crece con la jerarquía del rival. No se cree menos que nadie y por eso es un adversario complicado para cualquiera.
- Ningún equipo de este Mundial mostró la capacidad de lucha, amor propio y mentalidad ganadora que exhibió el conjunto argentino. Gracias a eso, remontó los partidos con Alemania y Australia y estuvo a punto de hacerlo con Serbia.
- Cuenta con el jugador más determinante del torneo: Luis Scola. Con una media de casi 30 puntos, el ala pivote de Houston es el goleador del certamen y con casi diez rebotes, figura entre los cinco primeros en ese rubro.
- Con Oberto en la cancha, Scola encontrará un socio bajo los tableros, algo que sólo tuvo de a ratos sin el cordobés. Puede arrimar algunos puntos, para que la ofensiva no dependa del capitán y de Delfino.
- Más allá de los desajustes que tuvo ante Angola y ante Jordania, la Selección demostró que puede defender bien. Con actitud y concentración puede maniatar a un rival de jerarquía, como hizo ayer durante varios pasajes con Serbia.
Si puede potenciar esas virtudes, Argentina tendrá buenas chances de seguir avanzando. Claro que también deberá superar algunos problemas, que se han repetido a lo largo de los cinco partidos y que podrían resultar muy peligrosos en estas instancias.
- La rotación que utiliza Hernández, por necesidad, es muy corta. La gran diferencia de rendimiento entre titulares y suplentes determina que el entrenador sobrecargue de minutos a Scola, Prigioni y Delfino. A la larga, puede ser un factor perjudicial.
- Cuando los rivales logran controlar a Scola y Delfino no está certero con sus lanzamientos, a Argentina se le cierran las vías de gol. Es necesario que Quinteros o Leo Gutiérrez conviertan sus tiros de larga distancia con consistencia. Oberto, bajo las tablas, puede ser otra alternativa.
- A lo largo del torneo, el equipo ha caído en baches de rendimiento, que se tradujeron en parciales muy desfavorables. Así se dilapidaron buenas ventajas o se permitieron escapadas de los rivales. A esta altura del certamen, esas circunstancias son muy peligrosas, con poco margen para revertirlo.
Con remiendos, sin el juego vistoso de otros torneos, pero con el amor propio de siempre, la Generación Dorada sigue mostrando su vigencia y ahora deberá rendir un nuevo examen, justo ante un viejo maestro.
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