La actual edición de las Jornadas Monetarias del Banco Central contó como rasgo distintivo con la presencia, por primera vez, de un presidente de la Nación. Pero también con la asistencia de un sinnúmero de funcionarios y académicos heterodoxos, cuando hasta el año pasado el Central era un recinto circunscripto a la ortodoxia. En los paneles pudo verse a distintos especialistas que defendieron políticas monetarias y económicas más ligadas con la producción que con las finanzas y la especulación financiera.

Entre los temas tratados, se destacó la necesidad de regular los flujos de capitales, el tipo de cambio competitivo, el rol del Estado en las políticas económicas y la pérdida de influencia de los organismos multilaterales de crédito. El debate, además, cobró relevancia teniendo en cuenta que, tras la crisis, los principales países discuten la regulación del sistema financiero internacional. Sobre este punto se manifestaron académicos de Brasil, Chile y Estados Unidos (ver abajo).

El cambio de enfoque también permitió el abordaje de otros temas. El asesor económico senior de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) Robert Kyloh cuestionó “las políticas de flexibilización laboral y reforma estructural que vuelven a tener fuerza en algunos países”. Kyloh elogió la posición argentina en el G-20, reclamando que las políticas propuestas en materia de empleo por la presidenta Cristina Fernández se traten en ese grupo de países.

Los disertantes alertaron también sobre los desafíos pendientes que presenta la globalización económica y financiera. El economista Aldo Ferrer planteó, en ese sentido, la necesidad de “una visión propia de los problemas”. El profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires explicó que eso significa “definir una serie de cambios excepcionales” en la que “el Estado sea un protagonista esencial”. Los paneles de hoy mantienen la misma línea argumental.