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Racing tomó aire. Con Sebastián Saja como figura y autor del primer gol, con un primer tiempo en el que la pasó muy mal y con un tanto de Gabriel Hauche en el final del encuentro, que recién le otorgó tranquilidad, el conjunto de Reinaldo Merlo venció 2-0 a un nervioso Belgrano, que se fue del partido por pelearse con el árbitro Saúl Laverni.

El “olé, olé, Chino, Chino” con que despidieron los hinchas a Sebastián Saja fue el termómetro del partido. Luego de una semana en la que apareció una bandera que lo había cuestionado, el arquero respondió como lo había hecho el jueves: “A Merlo se lo puede respaldar con palabras, pero lo importante es hacerlo el sábado en la cancha”. El ex guardavallas de San Lorenzo sostuvo el empate en el primer tiempo, cuando Belgrano aprovechó las dudas de la defensa de Racing y generó cinco chances claras de gol, casi todas resueltas por el arquero. Y en la que Saja no podía intervenir, César Pereyra dilapidó la chance al cabecear afuera a un metro del arco.

Sin embargo, cuando peor la pasaba, la Academia encontró el tanto tranquilizador, que significó además el inicio de los problemas para los cordobeses. Luego de forcejear con Vietto, Lollo tocó el balón con la mano izquierda, lo que derivó en el penal que Saja convirtió con un tremendo zurdazo alto. Todo Belgrano reclamó infracción previa, pero Laverni no hizo caso. Y a partir de allí, el conjunto de Zielinski entró en una pelea permanente, tanto con los fallos del árbitro como en discusiones con sus rivales. Esa circunstancia provocó que Belgrano perdiera su foco y ya no recuperara nunca más el control del encuentro.

Por el contrario, Racing ganó en serenidad y empezó a justificar la ventaja. Con la movilidad de Viola y la habilidad de De Paul, el equipo de Merlo manejó el trámite y generó buenas oc

asiones para aumentar la diferencia. Incluso, tras una buena maniobra personal, el volante estrelló un derechazo en el palo. Y en un tiro libre a colocar, Olave también le ahogó el grito. Belgrano no respondía. Para colmo, Velázquez se hizo echar por un insólito codazo que le pegó a Villar, con el agravante de que estaba dentro del área. De nuevo, Saja asumió la responsabilidad del penal, pero esta vez su zurdazo reventó el palo izquierdo de Olave. El penal fallado generó que Racing comenzara a sentir temor ante un posible empate. A favor tuvo la actitud de Belgrano, que nunca se hizo cargo de la chance de igualar, pese a que el equipo de Merlo se replegó. Con ese panorama, para Racing el desahogo recién llegó en el final, cuando Hauche recibió una buena asistencia de Viola para someter a Olave. Y como había dicho Saja, a Merlo lo respaldaron en la cancha, con Saja como abanderado.