Racing aguantó 89 minutos y se iba más que conforme con el empate. Pero en el descuento, Aued le dio un pase mágico a Vietto, que definió con clase ante la salida de Sosa para que el equipo de Merlo se lleve un triunfo inesperado de Liniers. A Vélez le quedó la bronca por haber dominado y no haber podido ganar un partido que lo dejaba líder.

Vélez salió a jugar con demasiada pasividad, con la idea de que el gol iba a llegar por decantación. Por eso, jugó al paso, sin cambiar el ritmo y sin provocar desequilibrio. Ante un planteo ultradefensivo de Racing, con superpoblación de gente en la puerta del área, esa ausencia de dinámica resultó un problema. Por más que sostenía la pelota, Vélez no generaba peligro frente al arco de Saja. Por el contrario, la chance más clara de la primera mitad fue para Racing, que de contragolpe casi sorprende: Viola hizo bien la pausa y habilitó a Ibáñez, que buscó el primer palo y obligó a Sosa a intervenir con el pie para evitar el gol.

Tras el lavado de cabeza en el entretiempo, Vélez salió con otra ambición a jugar el segundo tiempo. Con Pratto más activo, con la subida de los laterales y con los volantes presionando más arriba, el conjunto de Liniers se adueñó del trámite y acorraló a Racing en contra de Saja. Incluso pudo ponerse en ventaja con un derechazo cruzado de Pratto, pero el palo le negó el gol. Y luego las chances de Vélez se sucedieron, pero siempre aparecía Saja o una pierna salvadora para evitar el gol.

Con el correr de los minutos, la presión de Vélez aumentaba, pero su claridad se caía en picada. Entonces, en esa búsqueda ciega se regalaba en el fondo y, casi sin proponérselo, Racing empezó a generar algunas réplicas. Y así, en el descuento, Aued metió ese taco mágico para la entrada de Vietto, que tocó con clase por encima de Sosa para lograr un triunfo impensado.