Esta vez sí, por primera vez en lo que va del Argentina Open, no hubo blancos en las plateas del court central Guillermo Vilas del Buenos Aires Lawn Tennis Club. Los más de 5000 aficionados no quisieron perderse el último partido de la jornada, entre ellos el ex futbolista y ahora presidente de Estudiantes, Sebastián Verón, la ex Leona Luciana Aymar y el propio Vilas. Es que el encuentro entre el español Rafael Nadal (número 6 del ranking y campeón defensor en el ATP de Buenos Aires) y su amigo Juan Mónaco (55) prometía emociones y, por supuesto, las tuvo.

En la cancha se enfrentaban dos campeones del ATP porteño. Nadal ganó el título en 2015, justamente frente a Mónaco, ganador en 2007. A pesar de las grandes diferencias entre ambos tenistas, el público se ilusionó enseguida con el buen comienzo de Pico y lo alentó para que se soltara, como lo había hecho en primera ronda ante el italiano Cecchinato, para que no se dejara amedrentar por el ilustre visitante.

Y lo hizo, vaya si lo hizo. Quizás por eso la caída de ayer no fue por paliza, como las seis anteriores. El tandilense, que solo cuenta un triunfo sobre el español, en Cincinatti, anoche le pegó fuerte a la pelota, se animó a atacarlo a Nadal, debutante anoche en el torneo, quien a medida que avanzó el juego fue entregando muestras de su jerarquía. Dos quiebres consiguió Mónaco, y tres Rafa, tras sacar a relucir su clase, para llevarse la primera manga 6-4.

El tandilense no le aflojó nunca. A fuerza de buenos derechazos y una energía que contagiaba al público, logró volver a quebrar en el tercer game, para conseguir el 3-1, su mayor diferencia en la noche. Entonces fue el mallorquín el que ajustó la zurda para recuperarse y acomodar nuevamente el trámite. La paridad continuó hasta que 5-4, Nadal volvió a quebrarle el servicio al tandilense para cerrar el trámite con otro 6-4. “Estoy feliz de estar otra vez en Buenos Aires, es un ciudad que me da mucha energía. Con Pico somos amigos y somos también profesionales, damos todo en la pista y, cuando se termina, amigos como siempre. Así que le deseo lo mejor para esta temporada”, comentó Nadal tras la victoria. Hoy, en el segundo encuentro de la jornada diurna, no antes de las 16.30, irá por un lugar en las semifinales frente al italiano Paolo Lorenzi, quien dio vuelta el partido y derrotó al bonaerense Diego Schwartzman (89) por 4-6, 6-3 y 6-1.

Le había costado al Peque cerrar el primer set que había arrancado con un break, que luego cedió en el sexto juego para recuperarlo en el siguiente, ante un rival que iba soltando su juego y que no le regalaba nada e incluso llegó a tener tres chances de quiebre en el décimo juego, aprovechando las fallas en el servicio del argentino. Y así de irregular fueron para Schwartzman la segunda y la tercera manga. El veterano italiano se impuso en el festival de quiebres y con parciales de 6-3 y 6-1 terminó llevándose la victoria.

Más lógica fue la derrota de Renzo Olivo (151). El rosarino no tuvo prácticamente chances frente al segundo cabeza de serie del torneo y ganador del título en las ediciones 2012, 2013 y 2014, el español David Ferrer (6). El valenciano, que contó en el segundo set con su compatriota Nadal como espectador de lujo –ubicado en la cabecera que da al Río de la Plata–, quebró dos veces a Olivo en la primera y otra dos en la segunda manga para sellar su clasificación a cuartos con un doble 6-2.

Ferrer jugará hoy, cerca de las 21, frente al uruguayo Pablo Cuevas (35), quien derrotó al colombiano Santiago Giraldo (73) por 6-4 y 6-2; a las 14 lo harán el austríaco Dominic Thiem (19) y el serbio Dusan Lajovic (79), que viene de eliminar al eliminar al gigante sacador estadounidense John Isner (12). Y, no antes de las 18.45, el top ten francés Jo-Wilfried Tsonga (9), que debutó en el torneo porteño con una victoria contundente ante el correntino Leonardo Mayer, buscará su pasaje a semis frente al español Nicolás Almagro (72), ganador del torneo en 2011.