Viernes, 12 de febrero de 2016 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA A DOS MIEMBROS DEL EAAF SOBRE LOS 43 ESTUDIANTES DESAPARECIDOS EN AYOTZINAPA
En contra de las conclusiones del fiscal general, Jesús Murillo Karam, el Equipo Argentino de Antropología forense demuestra en un informe de 350 páginas que los cuerpos de los 43 estudiantes no fueron quemados en el basurero de Cocula.
Por Eduardo Febbro
Desde Ciudad de México
El Equipo Argentino de Antropología Forense, EAAF, aportó una pieza científica decisiva en la larga y manipulada investigación sobre la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, situada en Ayotzinapa, en septiembre de 2014. En contra de las investigaciones oficiales y de las conclusiones del fiscal general, Jesús Murillo Karam, el Equipo Argentino de Antropología Forense demuestra en un informe de 350 páginas que los cuerpos de los 43 estudiantes no fueron quemados en el basurero de Cocula. Este nuevo aporte científico que llevó 15 meses de elaboración completa las conclusiones de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Mercedes Doretti y Miguel Nieva forman parte del equipo de forenses y peritos que trabajaron en este exhaustivo informe donde sobresalen las irregularidades de la investigación, el hallazgo de otros cuerpos que no pertenecen a los 43 estudiantes y deja abierta una incógnita central: si no están allí, ¿dónde están?
En un encuentro con Página/12 en Ciudad de México, Mercedes Doretti y Miguel Nieva explican los resultados de sus investigaciones, narran las difíciles condiciones de trabajo y dejan abiertas las pistas posibles para dar, algún día, con la verdad.
–El trabajo que ustedes presentaron despeja, una vez más, muchas incertidumbres sobre el paradero de los 43 estudiantes desaparecidos. Prueba, además, que las alegaciones oficiales y las de varios de los protagonistas del drama no son verosímiles.
Mercedes Doretti: –Se trata de un informe multidisciplinario que involucra a distintas disciplinas, a expertos de Argentina, México, Colombia, Canadá, Uruguay y cuyas conclusiones están interrelacionadas. Esto es muy importante para entender el basurero de Cocula. La conclusión final del informe es que no hemos encontrado evidencia que sustente la posibilidad de un fuego en el basurero de Cocula. La versión oficial de la Procuraduría General de la República, la PGR, dice que en ese lugar, en la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014, se incineraron los restos de 43 normalistas. La evidencia que nosotros hemos recogido indica lo contrario. También indica que se trata de un sitio mucho más complejo que el que correspondería a un solo fuego, que es lo que señalaban los peritajes de la PGR. Nosotros encontramos evidencias de que es un lugar de múltiples fuegos. Lo hemos vistos a través de imágenes satelitales, históricas, de los últimos 5 años. También analizamos el perfil por debajo de la zona de hallazgo después de recolectar toda la evidencia que estaba por encima. Cuando miramos el perfil tenemos claramente una capa de ceniza, con restos carbonizados, que habla de períodos anteriores. En suma, no encontramos pruebas de que 30 días antes de que llegáramos al lugar hubiese habido un gran fuego. Si hubiese habido un fuego de las dimensiones necesarias para la incineración de 43 personas, habríamos encontrado, entre otras cosas, en la vegetación circundante, en las plantas o en zonas centrales de restos óseos, un daño muy significativo. No encontramos esos daños, no tenemos indicadores, no hallamos evidencias de la hipótesis oficial.
–La ciencia ha sido en este caso, como suele ocurrir con el derecho, un elemento esencial de la justicia y de la verdad.
Miguel Nieva: –La evidencia física debidamente analizada y tratada no miente. Y creo que es uno de los puntos importantes del dictamen. Nosotros, cuando analizamos toda este evidencia, lo que hicimos es compararla, cotejarla, con los testimonios de los inculpados en este hecho y empezamos a ver que había montones de inconsistencias. Por eso concluimos en el dictamen que lo que se llamó en México “la verdad histórica” a través de la conferencia de enero de 2015 era inconsistente con la evidencia física que analizamos. En los análisis de los restos óseos no se halló ninguna evidencia que nos permitiera relacionarlos con los 43 normalistas. En cambio, sí encontramos una prótesis dental que no es compatible con ninguno de los estudiantes. Por consiguiente, esto indica que había otras personas incineradas en ese lugar. Si toda la evidencia nos está indicando lo mismo y es consistente entre sí, esto hace mucho más fuerte el dictamen. Las conclusiones a las que hemos llegado se sustentan técnicamente. Por eso, en nuestras recomendaciones, planteamos tener una junta de peritos para poder ver cuáles son las diferencias que tenemos.
–¿Ese es el próximo paso?
M. D.: –Es un punto de vista forense. Y, en este momento, lo que nosotros solicitamos, es que se realice une junta de peritos para sentarnos y debatir evidencias y ver por qué tenemos diferencias en nuestras interpretaciones. Tenemos que sacar una versión de lo que ocurrió allí. No es imposible. Estamos debatiendo evidencia técnica que tiene que ser sustentada como se hace en ciencia. Por eso nos parece que es lo más importante para no seguir sumando peritajes aislados. El peligro es que quede una especie de nebulosa con argumentos dispares que nunca se confrontan en torno a una mesa. Es esencial que vayamos directamente a la evidencia y nos sentemos todos a discutir.
Sabemos ahora que no fueron quemados en el basurero, pero no sabemos dónde están los cuerpos.
M. N.: –Sí, ésa es también una de las cuestiones que nosotros plantemos. Ya hace un tiempo venimos trabajando en un plan de búsqueda para el cual hemos hecho propuestas de incluir tecnologías bastante nuevas, por ejemplo un scanner láser. Lo que proponemos es aplicar todo tipo de tecnologías y métodos para resolver esta cuestión. La verdad es que la búsqueda de fosas es una tarea bastante complicada. Creemos que la combinación de varias tecnologías puede ayudar a continuar la búsqueda. Somos conscientes de que la desaparición de los 43 normalistas fue también un detonante porque se empezaron a encontrar un montón de fosas. Hay más de cien cuerpos que se fueron recuperando después de septiembre en un montón de lugares, en las afueras de Iguala, en Cocula, etc. Esto también sacó a la luz una situación que estaba ocurriendo en Guerrero, donde hay más de 300 personas desaparecidas. Por consiguiente, en este plan de búsqueda nos podemos llegar a topar con cuerpos que no tienen necesariamente que ver con lo que estamos buscando.
–¿Pudieron trabajar en condiciones normales o fue difícil?
M. D.: –Las condiciones no siempre fueron fáciles. Tuvimos problemas de acceso al expediente, a veces tuvimos problemas para acceder a la evidencia. En algunas ocasiones tuvimos episodios donde la PGR envió peritos a trabajar al basurero sin avisarnos a nosotros. Pero lo importante es que hemos podido terminar este informe y sacar conclusiones al respecto. Para nosotros, con este dictamen es como cerrar un capítulo sobre el basurero de Cocula. Hay que orientar la búsqueda para otros lados. Pero igualmente se debe abrir una investigación para saber quienes son las personas que encontramos en el basurero. No son los normalistas, ¿entonces quiénes son? Hay otros homicidios que también se deberían investigar.
–Como ocurrió en la Argentina con las Madres de la Plaza de Mayo y las Abuelas, sin la insistencia de los familiares no se habría llegado a este resultado.
M. N.: –Los familiares jugaron un papel importantísimo. Al igual que las Madres y los organismos de Derechos Humanos en la Argentina han llevado adelante la lucha por la verdad y la justicia. Son los que han mantenido este tema presente en la sociedad mexicana. Creo que esto es fundamental para este tipo de procesos. Por eso nosotros siempre hemos trabajado junto a las familias.
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