Viernes, 23 de junio de 2006 | Hoy
DEPORTES › LA ARGENTINA SE PREPARA PARA SU PARTIDO DE OCTAVOS DE FINAL
Para medirse contra México en Leipzig, la Selección no sólo ganó el Grupo C, el más duro de la Copa del Mundo; también hizo suficientes méritos como para mirar el futuro con optimismo y colocarse al nivel de cualquier candidato. Ayer hubo práctica liviana y Burdisso ya fue descartado para el partido.
La Selección Argentina ya se prepara para el verdadero Mundial. Es cierto que había una pizca de temor por lo que podía deparar la primera fase, con tres rivales que aparecían como complicados. Sin embargo, se trataba más de fantasmas por lo ocurrido en Japón y Corea que una verdadera preocupación por la primera ronda. Por eso, superado ese primer escollo, el torneo en serio arranca mañana en Leipzig ante México. Claro que, para llegar hasta ese punto, Argentina hizo los suficientes méritos como para mirar el futuro con optimismo y colocarse, al menos, al mismo nivel que cualquiera de los otros candidatos. Y esa consideración se la ganó a partir de lo que mostró en la primera fase. No es poco. En dos semanas y tres partidos logró cambiar esa imagen. Mérito de los jugadores y el entrenador, que apostaron por una idea y pudieron cristalizarla en el campo. Tanto que Argentina llegó a Alemania con varias dudas y cerró la fase inicial con muchas certezas.
- Apareció el equipo. Salvo para Pekerman, que lo tenía en la cabeza desde antes de salir de Buenos Aires, la formación titular no estaba. Pero la convicción que mostró el técnico para sostener a los jugadores que creía convenientes, cambiar cuando lo creyó necesario y evitar las presiones cuando el modelo no aparecía, lo llevaron a tener a sus titulares ya definidos y a varios suplentes de lujo, motivados como para hacer su aporte en los poquitos minutos que les toque jugar. Y hasta se pudo dar el lujo de cuidar a algunos, como para tenerlos más frescos mañana.
- Recobró la confianza. Si bien el perfil de cautela y palabras medidas es el denominador común en el campamento argentino, los jugadores ya están convencidos de que no son menos que ningún rival. Y esa situación, en un plantel nacional, es una cuestión a tener muy en cuenta. Sobradas son las muestras de los logros albicelestes conseguidos a partir de un grupo convencido y confiado en sus fuerzas.
- Encontró seguridad defensiva. Antes del certamen, la fragilidad de la última línea era un tema de preocupación. Sin embargo, en los tres partidos, ante Costa de Marfil, Serbia y Montenegro y Holanda, la Selección mostró una firmeza que hacía mucho tiempo que no exhibía. Le llegaron muy poco y apenas le convirtieron un gol. Hay que tener en cuenta que tuvo que cambiar nombres y, sin embargo, la estructura no se resintió.
- Consiguió garantías en el arco. Tras mucho tiempo sin consolidarse, Abbondanzieri por fin se convirtió en el arquero dominante que ataja cada domingo en Boca. Con personalidad para manejar el área, voz de mando para ordenar a sus defensores y firmeza para salir a cortar pelotas aéreas, el arquero completó una gran primera fase. Además salvó con solvencia las tres pelotas clave que tuvo que sacar en los tres primeros partidos: un cabezazo de Kalou ante los marfileños, un derechazo de Kuyt y un zurdazo de Cocu frente a los holandeses.
- Recuperó jugadores importantes. El caso paradigmático es el de Javier Saviola. Antes del inicio del torneo, nadie, salvo Pekerman, estaba convencido de que el ex delantero de River pudiera convertirse en una pieza clave del equipo. También es mérito del DT el momento de Maxi Rodríguez, otra pieza irreemplazable en el andamiaje. Y la apuesta de los centrales, ambos lesionados en la previa, también generaba dudas. Los primeros partidos las disiparon.
- Contrarrestó la dependencia de Riquelme. Uno de los miedos que generaba el equipo era que dependiera exageradamente de Román. Y en los tres partidos consiguió independizarse de las lagunas o malos momentos que pudiese tener el conductor. Cuando Riquelme encontró los tiempos para manejar el partido, el equipo pudo alcanzar momentos brillantes. Además, la sensación es que el jugador del Villarreal no alcanzó su mejor rendimiento.
- Tiene variantes en ataque. Pocas selecciones pueden darse el lujo de tener un plantel con tantas posibilidades de ataque. De lo que se vio hasta ahora en el torneo, nadie cuenta con la cantidad y calidad de delanteros entre los que puede elegir Pekerman. Pero no sólo eso: también puede optar por diferentes características de delanteros, porque los seis atacantes que tiene le pueden otorgar distintas soluciones.
- Cuenta con el efecto Messi. Pekerman habló hasta el hartazgo de la necesidad de proteger a Me-ssi y llevarlo de a poco. Se mantuvo en su pensamiento, le quitó presión al pibe y lo colocó como un jugador más del plantel. Importante, pero uno más. Ya le encontró el rol en el equipo y confía en que pueda convertirse en una carta ganadora saltando desde el banco de suplentes, con rivales agotados y con minutos de juego encima.
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