DEPORTES

El partido de los agrandados y el de los cautelosos

Por Juan José Panno

Ya lo ganamos

- “Ya está”, decimos los periodistas porque vamos más rápido que la pelota, la noticia y la realidad sin correr el riesgo de que nos multen por exceso de velocidad.

- Ya ganamos porque Argentina jugó mejor en los tres partidos, porque tiene individualidades superiores, un funcionamiento colectivo más armónico, más experiencia y más respaldo histórico.

- No hay mucho que discutir porque Abbondanzieri está agrandado, Ayala sostiene al equipo en el fondo, Riquelme afina en cualquier momento el violín y hay un gran potencial ofensivo.

- Lo ganamos rápido y si se demora la cosa ahí están Tevez y Messi en el

banco para respaldar a Pekerman y resolver en un ratito.

- Ganamos porque ellos dicen “ya perdimos”, según la mayoría de la prensa

mexicana que no tiene confianza en las posibilidades del equipo, sobre todo por lo que hicieron hasta aquí.

- Ganamos porque a ellos les pesa tener enfrente la camiseta argentina y

vieron el partido del 6-0 contra los serbios.

- Ganamos y punto.




No ganamos nada

- Los partidos hay que jugarlos y no es bueno eso de andan poniendo aceite en la sartén para freír el pescado que todavía es pez.

- No se juega al mejor de 7 partidos, en cuyo caso venceríamos 6-1 o 5-2; se juega a un solo encuentro y justamente el del sábado puede ser uno (o uno de los dos 2 que les tocaría a ellos). Esto no es la NBA. Y además, si todo se definiera con play-offs, el campeón sería Brasil, invariablemente.

- Ellos no son mancos ni rengos. Tienen un buen arquero, un central con mucha categoría y no te perdonan si les das espacios cuando pasan a posiciones de ataque; Franco cabecea bien y Pavel Pardo le pega fenómeno.

- Además están preparados físicamente para mater durante los 90 minutos. “Le teníamos más miedo a Holanda que a Argentina”, dicen ellos.

- La historia tiene escritas muchísimas páginas de partidos ganados antes de tiempo que después se perdieron: Uruguay-Brasil en el ’50, Alemania-Holanda en el ’74 y Argentina-Brasil en el ’90 son tres ejemplos mundialmente simbólicos.

- El azar cuenta y por lo tanto hay muchos factores que podrían cambiar el curso imaginado de un partido.

- Además, no se puede decir que ya se ganó, por cábala.

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