Entre mayoritarias muestras de adhesión y algunos aislados “fuck you”, a ningún estadounidense le resultó indiferente el acto de repudio a las detenciones ilegales en Guantánamo. Ni a ellos ni al resto de los paseantes de la peatonal Königstrasse. Los activistas de la Coalición contra la Impunidad se las ingeniaron para llamar la atención. Ataviados con ropa naranja y con los ojos vendados, como si fueran los presos de la declamada guerra contra el terrorismo que EE.UU. recluyó en ese territorio soberano de Cuba, no pasaron inadvertidos. Y menos cuando faltaban apenas un par de horas para el partido en el que Ghana derrotó al equipo de Bruce Arena en la propia Nuremberg. Con esa derrota, Estados Unidos se despidió del Mundial y su gobierno terminó cuestionado en el corazón de esta ciudad medieval.

“Exigimos que se cierre el campo de concentración”, afirmó el pastor Kuno Hauck, uno de los organizadores de la protesta. A su lado, los militantes semejaban prisioneros, reunidos bajo un cartel que explicaba la consigna: “Stop Guantánamo”. Estaban parados en semicírculo, frente a la iglesia evangélica de San Lorenzo, paso obligado de los transeúntes que caminan desde la estación de trenes a la plaza mayor. Los impulsores de la movida política se sorprendieron con el grado de adhesión a su consigna. “La mayoría de los norteamericanos que pasó por ahí se solidarizó con nuestro reclamo. Sólo unos pocos nos levantaron el dedo mayor, en señal de insulto o crítica”, apuntó Hauck.

La actividad también contempló el armado de una canchita de fútbol, donde se armó un toqueteo de pelota, en consonancia con estos tiempos de marea mundialista. Muchos peatones se detenían a ver lo que pasaba o preguntaban por el acto, mientras otros ladeaban la cabeza y, sin frenarse, continuaban hacia la plaza mayor o hacia los bares y jardines de cerveza para procurarse un lugar donde ver la eliminación posterior de EE.UU. Las banderas con las barras y las estrellas terminaron a media asta. No flamearon como en Irak o Afganistán y la alegría resultó patrimonio exclusivo de los africanos, clasificados para octavos de final. Ayer, salvo los norteamericanos, la mayoría futbolera hinchaba por Ghana.