Viernes, 23 de junio de 2006 | Hoy
DEPORTES › SE CLASIFICO JUGANDO SU FUTBOL AMARRETE
La pasó muy mal en el primer tiempo y terminó resolviendo el compromiso sobre el final, cuando los checos ya jugaban con 10.
Sustentada en la genial actuación de su arquero Gianluigi Buffon y con un marcado oportunismo para aprovechar situaciones favorables, Italia cumplió con su historia y se metió en los octavos de final al ganarle 2-0 a República Checa, que se despidió del torneo. El conjunto azzurro la pasó muy mal en el primer tiempo y terminó resolviendo el encuentro en la segunda etapa, cuando los checos ya jugaban con 10 por la expulsión de Polak.
Italia no puede contra su tradición. Por más que cuenta con material para intentar una propuesta algo más audaz, su ADN no tiene remedio y en los momentos límites sale a relucir. Puede amagar con juego más vistoso, con sumar más jugadores con vocación ofensiva, pero a la larga, Italia termina siendo la Italia conocida. Ayer en Hamburgo dio una nueva muestra, en un partido que se le podría haber complicado más todavía de no ser por la labor de Buffon. Está claro que el resultado es irreprochable, teniendo en cuenta que se adjudicó uno de los grupos más competitivos del certamen y logró evitar en los octavos a Brasil, el objetivo secundario que se había planteado.
Relegado Toni, un centrodelantero de potencia, Lippi optó por Gattusso, un mediocampista de combate, y tiró a Totti unos metros más adelante. Con esos cambios, dio una pauta clara de lo que pretendía y del lugar donde quería que se jugara el partido. Lo que no contaba era con que Nedved se le escapara con suma facilidad al volante de Milan y Rosicky pusiera en apuros a Pirlo. Entonces, pese a la superpoblación de mediocampistas italianos, sus colegas checos –también apostaron por un delantero– se adueñaron de la zona y empezaron a generar fútbol. El que empezó a sufrir fue Buffon, que antes de los 20 ya había tapado un mano a mano a Baros, dos zurdazos lejanos de Nedved y una arremetida de Plasic. ¿Italia? Apenas si había podido cruzar la mitad de la cancha.
Era evidente que los checos habían hecho méritos para convertir, pero no lo consiguieron. Y ante un equipo tan oportunista como el italiano, esa falencia se paga carísima. Bastó la excelente pegada de Totti en un corner y un cabezazo perfecto de Materazzi –había entrado por el lesionado Nesta– para que Italia se adelantara en el marcador y pudiera salir del ahogo. Es que los checos sintieron el impacto y ya no controlaron el partido. Para colmo, la infantil expulsión de Plasil los condenó a jugar el segundo tiempo con 10, algo que la propia Italia se encargó de disimular.
Pero a esa altura el partido era otro. Es cierto que Buffon le seguía tapando remates desde lejos a Nedved. Sin embargo, ya el dominio estratégico le pertenecía a Italia. Recostado apenas por delante del área, el equipo de Lippi se agrupó bien e intentó salir de contragolpe ante los espacios que regalaban los desesperados checos. Y así definió el juego, cuando Inzaghi picó habilitado desde su campo y eludió a Cech para señalar el 2-0. Fue un típico negocio italiano, marca registrada. No arriesgó nada, entregó muy poco y llevó todo.
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