Era el primer partido de Vélez sin Ricardo La Volpe. Entonces, con Pedro Larraquy en el banco y con Hugo Tocalli, el futuro técnico, en la platea, el equipo de Liniers se acomodó en la cancha con un esquema mucho más clásico, con cuatro defensores, y se llevó un triunfo sencillo 3-1 ante Gimnasia, que terminó el partido con diez jugadores por la expulsión de Salvatierra.

Todo arrancó muy parejo, sin que nadie pudiera sacarse ventajas. Es que Vélez se mostraba ordenado, pero tenía poco peso ofensivo. Y Gimnasia no se desesperaba pero buscaba con poca gente. Entonces, los arqueros no pasaban demasiados sobresaltos. Con el encuentro parejo y sin decantar para ninguno de los dos lados, una virtud de Lima y un error defensivo de Gimnasia se combinaron para que Vélez se colocara en ventaja. Es que el uruguayo aprovechó un tiro libre muy esquinado para ejecutar fuerte al primer palo. Y como la barrera se movió antes de tiempo, la pelota pasó por el lugar vacío y se metió en el arco, pese al esfuerzo del sorprendido Cejas.

Con poco, a Vélez le alcanzó para empezar a justificar la victoria, apenas con la movilidad de Coria y algunas apariciones aisladas de Escudero. Gimnasia no mostraba mucha ambición, por lo que sus posibilidades de empate quedaban limitadas. Parecía que todo se resolvía en el arranque de la segunda parte, cuando Vélez aumentó el marcador con una gran combinación entre Coria y Cabral, que al pisar el área definió de zurda ante la salida de Cejas.

El descuento de Gimnasia a través de un cabezazo de Domínguez –insultado por la platea local– le puso suspenso al marcador, pero no al desarrollo. Es que Vélez siguió siendo superior y casi no pasó sofocones en su área. Además, la expulsión de Salvatierra por último recurso terminó de sepultar las chances de Gimnasia. Con todo resuelto, en el final, Balvorín aprovechó un regalo de Fredrich para sentenciar el partido con una larga corrida y un toque al primer palo de Cejas.