En la escala de aplausos previos, durante el anuncio oficial de las formaciones, fue el segundo, sólo superado por Juan Román Riquelme. En la cancha, volvió a ser el primero, el que más levantó a la gente, el que cambió el ritmo.

Lionel Messi es el jugador más desequilibrante que tiene esta buena Selección de Alfio Basile. Ayer, el joven del Barcelona se movió por todo el frente de ataque. En el comienzo eligió salir del ruido, se tiró algunos metros atrás y manejó varios avances desde la posición de enganche. En un par de ocasiones fue a buscar la pelota hasta los pies de Heinze o de Mascherano y comandó el equipo. Después, con el marcador abierto –y la defensa de Chile también–, se ubicó por los costados, donde su juego más lastima al rival.

Fue a la derecha y enloqueció a Vidal, a tal punto que Bielsa lo cambió de sector en el primer tiempo. Partiendo desde ese lugar se siente cómodo, lo conoce a la perfección porque allí juega en el Barcelona. Puede encarar para adentro, limpiar el panorama y les quedan sus compañeros y el arco de frente. Así se juntó varias veces con Riquelme –en una entró en pared y casi termina en gol de Cambiasso– y llegó al fondo cuando se lo propuso.

En la segunda mitad continuó siendo punzante y mostró un agregado que se evidenció claramente: quería su gol. Mientras todos lateralizaban y tocaban corto sabiendo que el partido no se iba a escapar, él seguía encarando, siempre para adelante. Y con otro rasgo que lo diferencia de los demás: va de 0 a 100 con la misma facilidad que de 100 a 0. Cuando encara en velocidad parece ir en el aire, es inalcanzable, y así, como si nada, frena. En el camino, los rivales que lo persiguen pasan de largo. Faltando pocos minutos dejó la cancha. Seguramente contento, por el triunfo. Seguramente fastidioso, por no haber convertido, ya que el palo se lo negó. El camino de Lionel Messi en la Selección recién comienza, pero ya es el jugador distinto dentro de un equipo en el que muchos se pueden poner ese traje. Y eso lo hace aún más grande.

Informe: Mariano Verrina.