Casi desde el mediodía los carniceros capitalinos tuvieron el dato de que hoy recibirían la media res a unos 30 centavos más por kilo, descontando el traslado de esa suba al mostrador. Hacia el final de la tarde, Guillermo Moreno congregó en su despacho al secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, y a empresarios del sector para acordar alguna medida que pudiera contener el precio de la carne, en ascenso constante durante las últimas jornadas. Para entonces, el sindicato de trabajadores del rubro ya había convocado para esta mañana a un paro con movilización, con el fin de presionar en contra de eventuales nuevas restricciones a las exportaciones, una de las herramientas con las que amaga el Gobierno.

La entrada de cabezas a Liniers fue magra, redondeando las 6000. Hace tiempo que de allí se retiraron los inspectores enviados por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, reemplazados por los más discretos veedores de Agricultura en la tarea de fiscalizar qué sucede en un centro donde los valores de venta oscilan entre 3,30 y 3,60 más IVA el kilo de ganado, según las por categorías.

Pero esos límites son permanentemente burlados por los productores, que pueden conseguir alrededor de 6,60 pesos entregando su producción directamente a frigoríficos. El circuito se cierra luego en la provisión a los minoristas que, según aseguraba ayer a este diario Alberto Williams, de la Asociación de Carniceros de la Capital Federal, recibirán hoy la media res a 8,70 o 8,80 contra los 8,30 o 8,50 pagados el día anterior.

En este último eslabón de la cadena ya se habría sentido el rigor oficial. Controladores de la Secretaría de Comercio habrían aplicado las multas que oscilarían entre los 500 y 800 pesos por cada comercio que no respetó los precios topes para doce cortes populares, fijados en un acuerdo que trata de renovarse ahora, a pesar de que nunca se aplicó estrictamente. Esa presión, según precisan los carniceros, es ineficaz, en la medida que el precio de las reses sigue picando en punta y dio varios saltos desde que se trataron de diferenciar los cortes baratos con precios topes, liberando el de aquellos destinados a la exportación.

El origen del problema es la escasez de ganado que, según algunos consignatarios consultados por este diario, se explica por una cuestión en parte coyuntural y provisoria, como que los animales criados por la técnica del feed lot no están “listos” para mandar a faena. Y los que se engordan a pasturas son cada vez menos, ya que las extensiones propicias están derivadas para la agricultura.

Hasta anoche no estaba ultimada la estrategia oficial para poner un freno a las subas constantes. En algún momento se analizó volver a limitar las exportaciones, con el ánimo de reorientar ganado hacia el mercado interno y paliar aquella falta. Previsiblemente, esta variante ganó voces contrarias en todos los sectores. La Asociación de Productores de Carne Vacuna dijo que sería “una señal negativa”, amén de una “respuesta coyuntural”. Sin embargo, no era la única alternativa considerada. Desde los despachos oficiales también se especulaba con una subvención para que los frigoríficos pudieran mantener sin aumentos el valor de los cortes populares, evitando que esa suba induzca a los carniceros a remarcar. Pero aun con cierre parcial de ventas al exterior y controles sobre Liniers y carniceros y demás, la actividad sigue en ascenso. Según datos oficiales, la faena aumentó en enero un 4,4 por ciento respecto del mismo mes del año anterior.