El embajador de España, Rafael Estrella, apoyó ayer la decisión del gobierno argentino de negociar un acuerdo para pagar la deuda con el Club de París sin tener el visto bueno del Fondo Monetario Internacional. “Lo habitual era que los países que iban a negociar con el Club de París tuvieran un acuerdo con el Fondo porque estaban en una situación crítica. Pero habrá que dibujar soluciones imaginativas para que no tenga que haber ningún tipo de programa ni acuerdo con el FMI”, afirmó el diplomático luego de reunirse con el presidente Néstor Kirchner en la Casa Rosada.

“Lo que ocurre es casi un problema técnico. Normalmente, el Club de París trataba con países quebrados y Argentina ya no lo es. Es la primera vez que se encuentran con un país que ha resuelto su problema con el Fondo”, indicó. En ese sentido, estimó que debería “haber una manifestación o una comunicación por parte del FMI diciendo que no tiene ningún acuerdo ni tampoco ningún desacuerdo con Argentina, lo que parece que es evidente”.

La presión para que el Gobierno acepte avanzar hacia un acuerdo con el Fondo había llegado del propio organismo multilateral de crédito. “Generalmente, la norma fue que la reestructuración de deuda del Club de París se produjera junto a un programa del FMI”, había declarado en Washington el vocero de la entidad, Massod Ahmed. Sin embargo, la ministra de Economía, Felisa Miceli, respondió que “jamás Argentina tendrá un programa contingente con el FMI para abrir una negociación con el Club de París. No lo necesitamos”.

A comienzos de año, el Gobierno les presentó una propuesta a los 19 países que integran el Club de París donde ofrece pagar la deuda de 6300 millones de dólares en un plazo de 10 años y con una tasa de interés equivalente a Libo más un punto, algo más de 6 por ciento anual. La intención es hacerlo sin la intervención del Fondo (al que ya se le canceló la deuda de 9500 millones en enero de 2006) y el apoyo de España es importante, pues los países que tendrán mayor peso al momento de decidir sobre la propuesta argentina son los que tienen más acreencias y entre ellos se encuentran Alemania, 2113 millones; Japón, 1414, y España, 629 millones, sin contar los 850 millones entregados al gobierno de De la Rúa, que fueron recientemente refinanciados.