Domingo, 6 de mayo de 2007 | Hoy
El Departamento de Finanzas del organismo acaba de emitir un documento que advierte por la crisis de recursos. El anuncio de Venezuela de retirarse del Fondo sólo agrava la situación.
Por Marcelo Zlotogwiazda
La crisis del Fondo Monetario Internacional está llegando a tal nivel que su departamento de Finanzas acaba de emitir un informe señalando que “es necesario con alguna urgencia llegar a un consenso respecto de un nuevo modelo de financiamiento de la institución”. El motivo inmediato de la alarma es que debido a la masiva fuga de clientes y a la consecuente abrupta caída de préstamos, el organismo está incurriendo en déficit abultados y con tendencia creciente, que según estiman acumularán algo más de 1000 millones de dólares en lo que resta de la década. Para peor, además de quedarse con muy pocos prestatarios, el anuncio del gobierno de Venezuela de retirarse del organismo abre un interrogante sobre su existencia.
El citado documento, que fue presentado al Directorio que encabeza el español Rodrigo Rato hace un par de semanas, es la revisión del presupuesto para el año fiscal 2007 que finalizó el 30 de abril pasado, de donde surge que el déficit que había sido previsto al comienzo del ejercicio 2007 resultó un 60 por ciento mayor, alcanzando los 165 millones de dólares. También figuran las proyecciones para los próximos tres ejercicios, con rojos que van subiendo de tono: 220 millones de dólares para el 2008, 270 millones para el 2009 y 400 para el 2010. Un acumulado en el cuatrienio de 1055 millones de dólares.
El informe señala como primera causa de las mayores pérdidas en el último balance la reducción en el saldo de créditos como consecuencia de la cancelación anticipada que han efectuado varios de los principales deudores, entre los que menciona a Indonesia, Uruguay, Serbia y Filipinas. Antes que ellos ya habían cancelado Brasil, Argentina y Rusia, por mencionar a los tres mayores. El desbande de miembros que pagaron por adelantado ha achicado el monto pendiente de reembolso de un pico superior a los 100.000 millones de dólares en 2003 a apenas poco más de 12.000 millones actualmente. Con el agregado de que más de la mitad de esta última cifra es la deuda de Turquía, que muy probablemente siga el mismo camino. Tras el retiro masivo de países que recurren al supuesto auxilio del Fondo, de los 185 miembros sólo quedan 26 con saldo deudor. Casi todos son países pequeños, y todos ellos, salvo Turquía, tienen pendientes de pago montos chicos: el segundo es Ucrania con aproximadamente 700 millones de dólares.
El déficit actual y las perspectivas de que se mantengan si algo no cambia también son consecuencias de una estructura que ha quedado muy sobredimensionada frente a la disminución de las operaciones. El informe del departamento de Finanzas proyecta a partir del ejercicio 2008 una reducción de gastos más que insuficiente para compensar la caída de ingresos prevista.
Se espera que el nuevo modelo de financiamiento reclamado con “alguna urgencia” se aplique a partir del año próximo. Tal como informó este diario el 22 de febrero pasado, el Directorio del Fondo le encomendó al “Comité de Eminencias” encabezado por el presidente del banco JP Morgan-Chase, Andrew Crockett, e integrado entre otros por el último titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, que elabore un menú de recomendaciones para fortalecer los ingresos. El informe fue entregado a fines de enero y entre las propuestas se destacan el cobro de servicios de asistencia técnica, la venta de 400 toneladas de oro de las reservas (equivalen a cerca de 7000 millones de dólares) para invertirlos y generar renta por unos 200 millones anuales, y una mayor actividad de inversión especulativa en general con los recursos que quedaron ociosos. Al respecto, el documento del departamento de Finanzas de hace un par de semanas da cuenta de que esas recomendaciones están bajo análisis y que las decisiones van a llevar un tiempo. “Por desgracia, los esfuerzos de reequilibrio del FMI avanzan a paso de tortuga”, escribió días atrás en una columna de opinión Kenneth Rogoff, actual catedrático de Harvard que hasta el año pasado fue el economista jefe del FMI. Hasta una astilla que fue parte hace leña del árbol caído.
Si de por sí el hecho de que pocos quieran pedirle prestado es lapidario para una institución financiera, las perspectivas son aún peores si encima hay socios que directamente se retiran. En ese sentido, el anuncio de Venezuela (que también extendería su salida del Banco Mundial) es un primer antecedente de imprevisibles alcances, aunque por ahora ningún país ha amagado hacer lo mismo.
Más allá de las razones políticas que alientan al gobierno de Hugo Chávez, conviene recordar que el polémico presidente bolivariano tiene una cuenta personal con el FMI desde que el 12 de abril de 2002, en pleno golpe de Estado en su contra, el vocero del organismo dijo en conferencia de prensa en Washington que “estamos listos para asistir a la nueva administración de todas las maneras que ellos consideren adecuadas”.
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