EL PAíS

“Derechos humanos y el diario, una creación colectiva”

 Por Ernesto Tiffenberg *

Cuando nació Página/12 hacía poco que había terminado la dictadura y parecía lógico que el tema de los derechos humanos inundara nuestras páginas. La mayoría de nosotros pensaba que la política de terror tenía como objetivo imponer un modelo de país y que, por lo tanto, se había transformado en un parteaguas en la historia política argentina. Ese modelo impuesto en dictadura se fue consolidando en democracia y, junto con esa consolidación, avanzaron también las políticas destinadas a garantizar impunidad a sus ejecutores. Así llegaron las leyes de punto final y obediencia debida y, poco después, los indultos. Cualquiera hubiera imaginado que allí se terminaría el impulso del movimiento de derechos humanos. Pero ocurrió lo contrario. La crisis del modelo económico desnudó el andamiaje institucional en el que se apoyaba y el tema de los derechos humanos se transformó nuevamente en un punto clave para la sustentabilidad del sistema político. La relación entre el movimiento de derechos humanos y el diario se fue desarrollando de múltiples maneras. Coberturas cada vez más amplias sobre su problemática. Investigaciones que dejaban al desnudo los sucesivos intentos por perpetuar la impunidad de los represores. Pero, además, se generó una imbricación que permitió el nacimiento de nuevas y más originales formas de memoria y resistencia. Y aquí quiero contarles una experiencia, quizás una pequeña experiencia, pero que es muy representativa de cómo las propias necesidades sociales fueron construyendo el diario.

Ya hace bastante tiempo que se puso de moda hablar de los “recordatorios” publicados todos los días en Página/12. Se hicieron varias tesis en todo el mundo sobre el tema –que destacan que “el hecho de que se publiquen en un diario, mezclados con las noticias, recrea permanentemente la actualidad del hecho político de la desaparición”– y una artista plástica, Virginia Giannoni, creó un espacio visual con 500 de ellos que ya fue exhibido en Canadá y Estados Unidos, además de en Argentina.

Pero entre tantas cosas inspiradoras, son pocos los que conocen cómo empezaron a publicarse esos recordatorios, sin los cuales, seguramente, Página/12 no sería Página/12. Desde ya, tengo que confesar que no se le ocurrió a la dirección del diario, ni a ningún periodista ni a nadie. Simplemente, un día de 1988 Estela Carlotto se acercó al diario con un pedido chiquito: preguntó si en el décimo aniversario del asesinato de su hija podíamos publicar una solicitada en su memoria. Y así salió el primer recordatorio, el 25 de agosto, sin saber que era un recordatorio y sin saber que sería el primero de algo. Poco después se acercó otro familiar de desaparecido, que lo había visto, a preguntar si podía publicar el suyo. Y después otro y otro y otro más. Antes de que nos diéramos cuenta empezaron a aparecer todos los días.

Lo que me interesaba destacar con esta anécdota es el carácter colectivo de la creación de los recordatorios. El mismo carácter colectivo que yo creo que tuvo y tiene la realización cotidiana de Página/12. Y por eso dije que quería extender el alcance de este premio a los organismos de derechos humanos y, por su intermedio, a lo mejor de la sociedad argentina. Son ellos, al fin y al cabo, los que explican los 20 años de existencia de nuestro diario. Y ese ellos, por suerte, no deja de crecer y reproducirse. La semana pasada un compañero del diario me preguntó si había leído uno de los recordatorios publicado ese día. “El de la página ocho”, me dijo para identificarlo. Fui a buscar el ejemplar y al primer vistazo no noté nada raro. Estaba el nombre destacado y la foto mostraba una cara juvenil, tan común en casi todos los recordatorios. Yo le calculé unos 25 años. La sorpresa, como me habían anticipado, llegó al leerlo. “Te recuerdan con cariño tu esposa, tus hijos y tus nietos”. Volví a leerlo: “tus nietos”. Ese chico de 25 años, que podía ser uno más entre nosotros cuando empezó el diario, o mi hijo ahora, ese chico ya tiene nietos.

También con ellos, claro, con sus nietos, insistiremos desde Página/12 los años que sean necesarios hasta lograr que, además de nietos, todos los recordados tengan justicia.

* Extractado del discurso de agradecimiento del premio.

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